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¿Podrías estar sin dormir por 11 días? Un joven lo hizo

¿Podrías estar sin dormir por 11 días? Un joven lo hizo

¿Cuánto tiempo puede pasar una persona sin dormir? En la década de los años 60 era una pregunta que comenzaban a formularse los científicos. Y era a la vez un desafío para muchos intrépidos que intentaban marcar un récord Guinness.

En enero de 1964, Randy Gardner y Bruce McAllister se embarcaron en esa aventura. Los jóvenes estudiantes estadounidenses que además de ingresar al libro de los récords querían realizar un experimento científico para la escuela a la que asistían. Tiraron la moneda y Randy, entonces con 17 años, fue el elegido.

La meta era superar la marca que hasta entonces la ostentaba un DJ de Honolulu, que había pasado 260 horas sin dormir, justo por debajo de los 11 días. Randy lo logró. Estuvo despierto durante 11 días y 25 minutos.



Bruce estuvo despierto tratando de monitorear el comportamiento de su compañero, pero al cabo de la tercera noche se dio cuenta de que solo no podía y le pidió a otro amigo, Joe Marciano, que se uniera al grupo.

Al grupo se les unió William Dement, hoy profesor emérito de la Universidad de Stanford en California. En 1964 era un científico que comenzaba a investigar en un campo relativamente nuevo: el de la ciencia del sueño.

El profesor Dement había leído en un diario de San Diego, la historia de los jóvenes que querían batir ese récord y experimentar al mismo tiempo. Dement recuerda que los estudiantes se sintieron aliviados cuando él pasó a formar parte del grupo.

«Estaban preocupados de que fuera algo que les pudiera causar daño. La pregunta aún irresuelta es si alguien puede morir por pasar mucho tiempo privado del sueño», explica. Se había hecho un experimento con gatos, pero al cumplir 15 días sin dormir, los animales murieron. La diferencia radicaba en que los habían mantenido despiertos con químicos.



Los jóvenes experimentaban con sabores, olores, sonidos. «Luego empezamos a notar cambios: sus habilidades cognitivas incluso sensoriales empezaron a verse afectadas, pero su destreza para jugar al basquet mejoró», cuenta Bruce.

Bruce explica que el proyecto dejó algunas enseñanzas para las ciencias. Un hospital de Arizona envió una computadora que detectó que partes del cerebro de Randy habían sido «secuestradas»; en otras palabras, partes de su cerebro descansaban y se reponían mientras otras estaban despiertas.

Vía BBC Mundo.

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