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De museos a templos de arte

De museos a templos de arte

BRUSELAS, Bélgica.- Entre los cientos de museos que conforman la oferta cultural en Bélgica, abundan establecimientos dedicados a iconos nacionales de renombre mundial, como el pintor surrealista René Magritte, el creador del cómic Tintín, Hergé, o el arquitecto Víctor Horta, pionero del estilo “art nouveau”.

Uno de los mayores orgullos de los belgas, Magritte tiene en su honor dos museos en Bruselas, uno de ellos en un sencillo edificio de ladrillos aparentes que ha sido su residencia de 1930 a 1954, su período más fértil en la producción surrealista.

Comprado y renovado en los años 90 por un apasionado del arte, el local ha abierto las puertas en 1999 como el “Museo René Magritte”, donde algunas de las obras más emblemáticas del artista comparten espacio con muebles auténticos que reconstituyen su antigua habitación.



Más moderno, el “Museo Magritte” fue creado en 2009 por el gobierno belga en el epicentro del arte de Bruselas, el Mont des Arts, donde se concentran también el Museo de Bellas Artes, el Museo de Instrumentos Musicales, el Museo de Bruselas y el Palacio de Bellas Artes de Bruselas.

Con más de 200 dibujos, esculturas y telas originales, entre ellas piezas emblemáticas como “Scheherazade’ y ‘El Imperio de Luces”, además de fotografías y películas realizados por Magritte, el nuevo museo conquistó en poco tiempo el título de más visitado del país.

Sus cinco plantas encierran la mayor y más completa colección de obras del pintor belga, muchas de ellas procedentes de la colección de su viuda, Georgette Magritte.

Asimismo, este año, en el que se celebra el 50 aniversario de su desaparición, otros museos y centros de arte del país dedicarán espacio a su obra y a su vida.



La ciudad de Amberes ha convertido en museo la casa donde vivió el pintor barroco Peter Paul Rubens (1577-1640), uno de los grandes nombres de la pintura flamenca.

En la “Casa de Rubens”, concebida por el propio pintor en el puro estilo flamenco, aunque con inspiración italiana, el visitante puede sumergirse en el universo del artista y disfrutar del jardín renacentista que fue objeto de su inspiración.

También el arquitecto Víctor Horta (1861-1947) ha ganado un museo en el local que fue su residencia y taller y que es en sí mismo toda una obra de arte, en un barrio bohemio de Bruselas.

El “Museo Horta” guarda la decoración característica del período “Art Nouveau” desde grandes ventanas y muebles.

En un país que presume de ser la cuna del noveno arte, los creadores de cómics también tienen el honor de inspirar museos, como es el caso de Georges Remi, alias Hergé, creador de Tintín y de Quick & Flupke, que ha ganado su propio templo, el “Museo Hergé”, en 2009, en la localidad universitaria de Louvain-la-Neuve.

Unas 80 planchas originales, pinturas abstractas, casi 800 fotografías, documentos y objetos ilustran la vida, la carrera y la personalidad del dibujante.

Otro grande nombre del cómic belga, Peyó, padre de los Pitufos, aún no tiene un museo propio, pero sí ha ganado este año una exposición exclusiva en la ciudad de La Hulpe con unas 130 planchas originales que van más allá de las pequeñas criaturas azules y permiten conocer otros trabajos del dibujante belga.

Bélgica también resalta su posición central en diversos momentos de la historia mundial en una serie de museos dedicados a la memoria.

“In Flanders Fields” (En los campos de Flandes) se dedica a la Primera Guerra Mundial desde el punto de vista del campo de batalla en la región belga de Flandes.

“Red Star Line”, en Amberes, retrata la historia de los 2.5 millones de inmigrantes europeos que, entre 1871 y 1934, embarcaron en los buques de la compañía transatlántica de mismo nombre en el puerto de la segunda ciudad belga para buscar una vida mejor en Estados Unidos.