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Cultura

«La pornovenganza casi me mata»

«La pornovenganza casi me mata»

La estadounidense Chrissy Chambers pasó de estrella de YouTube a activista contra la «pornovenganza».

Tuvo que demandar a su exnovio británico después de que este publicara videos en los que aparecían los dos teniendo relaciones sexuales.

Este semana se supo que el Tribunal Superior de Londres le dio la razón en el juicio civil que emprendió contra su expareja, otorgándole una compensación.



La pesadilla de Chambers empezó en 2013.

Ese año, ella y su novia, Bria Kam, tenían cerca de 50.000 seguidores en su canal de YouTube —BriaAndChrissy—, en el que publican videos de comedia y musicales.

«Mira estos videos»

Un día un amigo y un seguidor les escribieron a ambas para alertarlas de que alguien estaba difundiendo vínculos a material que podía resultarles perjudicial.

Esos vínculos que aparecieron por todo su canal de Youtube decían cosas como: «¿Crees que Chrissy Chambers es un ejemplo a seguirEn verdad es una p*mira estos videos«.



Entre 2008 y 2009, cuando tenía 18 años, la joven todavía no había declarado que era lesbiana y en esa época mantuvo una relación con un hombre británico.

Esta persona filmó, sin el consentimiento de la muchacha, las imágenes íntimas y las publicó en 2011 en una página de pornografía con el nombre completo de la joven.

Chambers, ahora de 26 años, cuenta que al ver el contenido en 2013 —dos años después de su difusión— sintió «como si la golpearan con un bate de béisbol» y que su mundo se «derrumbaba».

«(Afectó mi vida) en todas las formas imaginables. Tengo Trastorno de Estrés Postraumático, me volví alcohólica a los 23 años. Casi me muero. Tuve depresión, ansiedad, pánico nocturno. Afectó mi relación (con su novia)», contó la cantante a la BBC.

Al final decidió presentar una demanda ante los tribunales británicos contra su expareja.

Juicio civil

La joven estaba en Reino Unido en 2015, cuando las autoridades de ese país aprobaron una ley que prohíbe publicar contenido sexual privado sin consentimiento.

Pero cuando Chambers quiso presentar una demanda penal, la policía le dijo que el plazo de prescripción del caso ya había pasado.

Entonces la artista lanzó una campaña de crowdfunding y en un mes reunió el dinero suficiente para iniciar un juicio civil contra su exnovio por abuso de confianza, uso indebido de información privada y acoso.

El proceso empezó en marzo de 2016, casi cinco años después de que su expareja publicara los videos.

Algunos de los seguidores de Chambers le dieron a entender que habían dejado de admirarla a raíz de las grabaciones, ya que pensaron que las había realizado voluntariamente.

«Fue desgarrador para mí», contó la joven

Pero por otro lado también hubo «derroche de amor y apoyo», según la cantante, y gente que se horrorizó ante la situación.

«Sabiendo que tenía a todas estas otras personas que nos querían y nos apoyaban, sentí la gran responsabilidad de defenderme y buscar justicia«, señaló.

Agregó que «quería dar un ejemplo en caso de que esto le sucediera a alguien alguna vez».

La sentencia, que se conoció el miércoles, ordena que Chambers reciba una compensación económica por parte de su expareja. Pero la cantidad no se puede revelar.

«Como él había logrado permanecer en el anonimato, tenía que haber algún tipo de reparación por el sufrimiento, la terapia y todas las cosas que tuvimos que pasar», explicó.

Además, la youtuber recibió una disculpa del demandado y ganó los derechos de autor de los videos íntimos.

«Si alguna vez alguien vuelve a compartirlos, puedo pedir directamente que los retiren o emprender acciones legales«, contó.

Además del triunfo en la corte, Chambers tuvo otro motivo para celebrar.

Minutos después de difundirse el fallo, la demandante le pidió matrimonio a Bria, su novia, y esta aceptó, emocionada.

La pareja vive en Los Ángeles, EE.UU., y maneja dos canales de YouTube que juntos suman cerca de 1 millón de seguidores.

Confianza

Más allá de la alegría, Chambers aseguró que ella sabe «exactamente» cómo se sienten otras víctimas de pornovenganza que no encuentran la confianza necesaria para denunciar sus casos.

«Sé cómo que es. Hay muchos días en los que no me siento segura para seguir luchando», reveló.

«Pero la justicia puede llegar. Finalmente aprendí que había una luz al final de mi túnel», afirmó. «No pierdan la esperanza«.

La cantante cree que si incluso les toma años, las víctimas pueden obtener justicia.

«No se merecen que (la pornovenganza) les pase a ustedes», dijo.