JAPÓN.-  Con la derrota del Atlético Nacional ante el Kashima Antlers, por tercera vez en la historia del Mundial de Clubes, el futbol de Sudamérica se ver privado de tener un representante en la gran final.

Y esto, ya pone dudas sobre la «salud» del deporte más popular en este parte del Continente…

De las 12 veces, incluida la de 2016, que se ha celebrado el Mundial de Clubes con el actual formato (en 2000 se disputó una primera edición experimental con otro sistema), el campeón de la Copa Libertadores ha quedado fuera de la final en tres ocasiones, mientras que el representante europeo, la otra gran región futbolística con la que se disputó la Copa Intercontinental hasta 2004, no ha faltado nunca a la cita.

Lo más grave del asunto, es que a fin de garantizar espectáculo y éxito de taquilla, tanto sudamericanos como europeos, pasan de manera directa a las semifinales del Mundial de Clubes.

La primera vez que un equipo sudamericano se quedó sin final en el Mundial de Clubes, fue en 2010, en Emiratos Árabes Unidos, cuando el desconocido Mezembe del Congo dio una lección al Internacional de Porto Alegre y le derrotó por 2-0, con goles en la segunda parte de Luwulwabo Kabangu y de Alain Kaluyituka.

Tres años después, se repitió la historia y la sorpresa… En Marruecos, el Raja Casablanca, conjunto local sorprendió a propios y extraños al dejar en la orilla al Atlético Mineiro de Brasil, conjunto que 2003, contaba en sus filas con nada menos que el estelar Ronaldinho.

Como un «consuelo» para Sudamérica, en las pasadas dos ediciones del Mundial de Clubes, tanto el Internacional de Porto Alegre como el Atlético Mineiro, pudieron quedarse con el tercer sitio.

El Atlético Nacional, marcado de cierta forma por la tragedia aérea del Chapecoense, tiene en mente, tratar de repetir lo hecho anteriormente por Sudamérica,  ya que en caso de fracasar, podría regresar a Colombia, como el peor equipo de la Conmebol en una cita mundialista.

jcrh