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Combate a la amapola, cuento de nunca acabar

Combate a la amapola, cuento de nunca acabar

MÉXICO.- Este fin de semana, se cumplieron diez años del arranque de la llamada guerra contra el narco, iniciada en el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa. Sin embargo y por otro lado el Ejército libra una batalla cuesta arriba en combate que ya dura 40 años para erradicar la creciente producción de opio.

Y es que pese a todos los operativos que tienen lugar en el llamado “Triángulo Dorado”, región donde limitan tres estados donde se cultiva marihuana y amapola, no se ha podido erradicar esta práctica.

Cifras oficiales, indican que el cultivo de amapola empezó a superar al de marihuana luego de que en 2012 en Estados Unidos se empezó a legalizar el consumo de esa otra droga. Los cárteles pagaban unos 60 dólares el kilo de marihuana, pero el precio ha caído a la mitad. En cambio, el kilo de goma de opio ha pasado de 980-mil 200 dólares a mil 765 dólares.



De acuerdo a datos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), la erradicación ha pasado de 14 mil 613 hectáreas en 2013 a 26 mil 249 en 2015, y hasta noviembre de 2016 sumaban 19 mil 849.

Según un reporte de la Oficina Antidrogas estadounidense (DEA), los decomisos de heroína se han más que duplicado, hasta alcanzar los 2 mil 524 kilos en la frontera México-Estados Unidos durante 2010-2015.

Por otro lado, pese a que el gobierno lanzó programas que buscan convencer a los campesinos a sembrar cultivos legales, éstos siguen con las drogas “porque es más redituable”.

Las amapolas son cultivadas por campesinos locales, quienes extraen goma de opio de sus bulbos para venderla a grupos criminales como el cartel de Sinaloa, que la transforma en heroína.



Cada vez que nosotros destruimos (…), el personal (militar) cuando se retira de esta parte, los lugareños vienen y vuelven a sembrar”, comenta el coronel Cipriano Cruz Quiroz, jefe de una unidad especial antinarcóticos destacada en Badiraguato, Sinaloa. “No nos ven bien pero nos toleran. Ellos tienen su trabajo y nosotros el nuestro. Ellos siembran y nosotros destruimos”, dice Cruz.