Cuentos Políticos: La voz sagrada de "Dios"... | Digitall Post : Digitall Post
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Cuentos Políticos: La voz sagrada de «Dios»…

Cuentos Políticos: La voz sagrada de «Dios»…

 

Alguien con mucho ingenio y mucho tiempo investigó y reunió en un solo documento diversas declaraciones de Donald Trump, mediante las cuales pretende evidenciar, no sólo su manifiesta superioridad en relación al resto de los humildes mortales, sino su encumbramiento como representante de la divinidad misma. Veamos:

“Nadie, honestamente, puede hacer la tarea” (de dirigir a Estados Unidos) “mejor que yo.” ¿Qué tal? ¿Dónde quedaría Abraham Lincoln o Franklin D. Roosevelt, entre otros más? “Nadie es más fuerte que yo.” “Nadie tiene mejores juguetes que yo.” “Nadie es más grande o mejor con los militares.” “Nadie ama la Biblia más que yo.” “Nadie construye muros mejor que yo.” «Nadie es mejor con los incapacitados que yo.” “Nadie pelea más por los veteranos que como yo peleé por ellos.” “Nadie ha hecho más por la igualdad que yo.” “No existe nadie más pro Israel que yo.” “No hay nadie más conservador que yo.” “No hay nadie que respete más a las mujeres que yo.” “Nadie será más rudo con ISIS que Donald Trump.” “Nadie ha reunido nunca más muchedumbres, como lo he hecho yo.” “No hay nadie que entienda mejor el horror nuclear que yo.” “La venta de uranio, cuyo significado nadie entiende, yo lo entiendo mejor que nadie.” “Nadie sabe más de comercio y conoce más de este juego, que yo.” “En la historia de este país nadie ha sabido más de infraestructura que Donald Trump.” “Yo sé del B1B, yo sé del 2HB. Nadie sabe más que yo al respecto.” “Nadie conoce más a los políticos que Donald Trump.” “Nadie sabe más de impuestos que yo.” “Nadie sabe más de deudas que yo.” “Nadie conoce el sistema mejor que yo, por lo que solo yo podré corregirlo.”



De los anteriores enunciados desprendo varias constantes. Una: el uso de la palabra nadie, nadie es nadie, ¿está claro? Dos, ¡YO!, así, con admiraciones y mayúsculas, YO, solo YO y nadie más que yo. El yoísmo de Trump lo hace sentir el centro del Universo, la figura imprescindible que necesitaba la dolorida humanidad para no hundirse en un pantano infernal, algo así como un nuevo Mesías, todavía inconfesable. Los únicos tres pronombres que domina Trump son: Me, myself and I… Tres: el manifiesto sentimiento de superioridad al dominar todas las tareas y desafíos, los grandes trabajos de Hércules, inaccesibles a las mentes privilegiadas.

Si usted y yo, amable lector, tuviéramos un pariente o un amigo yoísta, dicha relación podría tener consecuencias a título individual, perjuicios de espectro muy reducido, sólo que si quien padece de un yoísmo patológico es, nada menos, que el Jefe de la Casa Blanca, que dice dominar como NADIE varias esferas de conocimiento y se declara invencible, entonces, al no ser Mayor de Orange, su radio de acción es incuantificable, su capacidad para infligir daño y destrucción resultará insospechada, porque, en su patética confusión, al considerarse un sabio universal, el centro mismo del mundo, podría llegar a imponer sus puntos de vista, por ejemplo, en energía atómica con gravísimos daños planetarios.

Lo anterior me conduce a una conclusión: es muy complejo discutir con una “persona” dueña de la verdad absoluta y además, carente del menor control de sus emociones, una cualidad impropia de la tolerancia divina… ¿Cuánto faltará para el “impeachment”, el proceso de destitución de “Dios” para colocarle los pies en la tierra? Hagan sus apuestas… Yo creo que empezará este mismo año. ¿Ustedes…?