MÉXICO.- Desde hace quince años, el holandés Theo Jansen se ha dedicado en cuerpo y alma a crear una nueva forma de vida. Sus «Strandbeest» (bestias de la playa) parecen tan orgánicas que desde lejos se confundirían con inmensos insectos o esqueletos de mamuts prehistóricos.

Pues bien, los habitantes de la Ciudad de México, tendrán oportunidad de apreciar estas creaciones, las cuales se presentarán en el Laboratorio de Arte Alameda, del 19 de abril al 25 de junio de 2017.

Los seres creados por Jansen, Animaris, son gigantes animales hechos con tubos de plástico que, a través de la energía del viento, tienen movimiento propio, deambulan por las playas, y nos hablan de la relación, cada día más cercana, que existe entre lo humano, lo vivo, y las máquinas.

Theo Jansen nació en Scheveningen, Holanda, en 1948 y estudió Física en la Universidad de Delft. Interesado en la evolución, la biología y la ingeniería, su amor por la ciencia toca de manera esencial sus esculturas, que desde su ensamblaje y el material del que están hechas, son una oda a la vida.

Los hermosos y extraños animales de Theo Jansen formulan un brillante y profundamente sensible cuestionamiento sobre la vida en nuestro planeta y, sobre todo, sobre la relación que tiene ésta con la tecnología humana.

Los seres de Jansen son todo un acontecimiento que nadie se puede perder porque hablan, además, de la poesía de la vida (en su sentido más amplio), una que está en constante adaptación a su entorno.

Las criaturas de Jansen comienzan su gestación como una simulación dentro de un ordenador, en forma de organismos de vida artificial que compiten entre sí por ser el más veloz. Jansen estudia las criaturas vencedoras y las reconstruye tridimensionalmente con tubos flexibles y ligeros, hilos de nylon y cinta adhesiva.

Aquellas que se desplazan más eficazmente donarán su «ADN» (la longitud y disposición de los tubos que forman sus partes móviles) a las siguientes generaciones de Standbeest.

con información de agencias

jcrh