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Fuego y Furia contra Trump

Fuego y Furia contra Trump
Por: Sergio Villaseñor

Desde hace unos días circula polémicamente el libro Fire and Fury: Inside the Trump White House, del igualmente polémico periodista Michael Wolff, conocido por sus colaboraciones en Vanity Fair o USA Today y por sus poco convencionales métodos de investigación.

El retrato que hace el periodista del magnate es el de un jefe de Estado ignorante, necio y agresivo con sus colaboradores (quienes lo consideran un auténtico idiota), convencido de que alimentarse con hamburguesas de McDonald’s le evitará ser envenenado. En otras palabras, la de una persona incapaz de gobernar la primera potencia mundial. Un hombre peligroso que, lejos de ser un genio, está arrastrando por los suelos la función presidencial, aislando cada vez más a Estados Unidos en la escena internacional.

De acuerdo con Wolff, personajes como Steve Bannon, Kellyanne Conway, Paul Manafort o Rupert Murdoch describen al líder de la Oficina Oval como un hombre impulsivo e iletrado cuyas decisiones absurdas, contradictorias, imprudentes y caprichosas reflejan su estupidez. Un estúpido al mando de un equipo igual de inoperante.



Hay que recordar que el discurso que Trump mantuvo durante su campaña es claramente representativo de su personalidad, ya que como él mismo decía “No podemos perder, porque incluso perdiendo (la elección), esto para mí es una plataforma de marketing inmejorable, me ha dado una exposición televisiva y mediática que ni la fortuna más acaudalada podría haber comprado. Esto llevará a la marca Trump a niveles insospechados”.

El libro empieza con una disculpa anticipada en la que el autor señala: “Aunque éste es un libro de periodismo, han de saber que parte de la intención del mismo es escuchar opiniones contrapuestas alrededor del mismo tema con el fin de reflejar el caos tan apabullante que representa el actual presidente de Estados Unidos”.

Según señala el periodista, el día de la elección, el primer sorprendido fue el mismo Donald, pues no solamente no esperaba ganar, sino que no quería ganar. La ahora Primera Dama, Melania Trump, estalló en llanto una vez que recibieron la llamada de Hillary Clinton aceptando su derrota. “Les puedo asegurar que no eran lágrimas de alegría”, dice Michael.

Según relata Wolff, la tarde de su triunfo electoral, Trump sufrió una transformación: del temor y desconcierto pasó al delirio. De sus entrañas surgió este ser esquizoide convencido de que los electores tienen razón, él merece ser el hombre más poderoso del mundo; y a partir de ahí surge un monstruo megalómano, quien en su segundo día como presidente mandó llamar a uno de los juristas más prominentes de Estados Unidos para que le explicara la Constitución de aquel país. En palabras del jurista, la explicación no pudo pasar de la cuarta enmienda. Cuando llegaron a esa parte, Trump se llevó el dedo índice a los labios (pidiendo silencio) para después dirigir la mirada al cielo satíricamente como diciendo “¡Qué pinche hueva!”.



En su primera semana de ventas el libro agotó el tiraje superando más de 10 millones de copias, lo cual desató la ira de este desagradable personaje que más que cualquier otra cosa está concentrado en lo que se dice de él, ignorando que ‘el enemigo’ está en casa. Rupert Murdoch, principal accionista de 21st Century Fox, quien según el libro, ya le tenía apalabrado un canal de noticias a Trump llamado Trump News, confesó que después de colgar el teléfono en una pequeña entrevista, pensó: “Sabía que era un loco (Trump), pero no sabía que era tan estúpido”.

Roger Ales, uno de los antiguos directores de Fox News (gran plataforma de propaganda de Donald Trump) declaró “No sé qué es más peligroso: su comportamiento infantil o su estupidez”.

“Esperar que Trump actúe a favor de Estados Unidos es como pedir a tu gato que lave los platos”, ironiza Michelle Goldberg en The New York Times. La columnista, al igual que la mayoría de los editorialistas de la prensa internacional, no está sorprendida por las revelaciones que contiene Fire and Fury: Inside the Trump White House.

Tras la publicación del libro, Trump ha acudido inmediatamente a su terapeuta, su salvavidas personal siempre que se siente alterado: Twitter. Esa reacción es lo que realmente debería preocuparnos, ya que sólo una persona con problemas de salud mental podría actuar de esta forma.

La obra de Wolff sólo confirma lo que ya se intuía tras un año de Trump como presidente: el inquilino de la Casa Blanca sufre desorden mental y es inapto para gobernar.