MÉXICO.- La administración de Donald Trump apenas comienza y ya ha demostrado una notable habilidad para enemistarse virulentamente con países, sociedades, individuos, organizaciones bilaterales y multilaterales y hasta con la prensa, sin el menor respeto ni consideración a las formas más elementales de convivencia diplomática. No recuerdo a ningún presidente que, en tan poco tiempo, haya dañado tanto la reputación de Estados Unidos. La mayoría de los estadounidenses lo rechazó en las urnas y, hoy por hoy, representa una amenaza para su estabilidad democrática.
Trump ha dividido a sus propios ciudadanos, ha despertado de nueva cuenta el rencor de la nación, ha estimulado el racismo, el desprecio y el odio en contra de los migrantes, personas inocentes acusadas de haber “robado” puestos de trabajo a los estadounidenses, cuando en la robotización, propia de la modernidad, se encuentran muchas explicaciones. Trump no consulta en el Capitolio antes de emitir órdenes presidenciales que más tarde pueden ser derogadas por los tribunales. Trump cancela la Asociación Transpacífica especialmente útil para controlar a China y contempla al mundo como una amenaza y no como una sustanciosa oportunidad. Trump se enfrenta a los palestinos y a una parte importante de la comunidad árabe al querer cambiar cambiar la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén.
Trump apoya la tortura alegando que sí funciona; deroga, sin meditar debidamente, el Obamacare, penaliza el aborto e impide el ingreso de nacionales provenientes de Siria, Irán, Sudán, Libia, Somalia, Yemen e Irak, países de mayoría musulmana que no son enemigos pequeños. 16 procuradores de Estados Unidos han solicitado declaraciones de inconstitucionalidad de varias de sus decisiones. Un juez detiene las deportaciones masivas y los gobernadores de California y de Washington entre otros más, protestan en contra de sus políticas, al extremo de llamarlo “enemigo público de los Estados Unidos.” Los californianos están reuniendo más de 600,000 firmas para intentar la secesión de su Estado de Estados Unidos. ¿Hay acaso mejores circunstancias para impulsar el rompimiento que el hecho de tener a un peleador callejero en la Casa Blanca? Su destitución por las autoridades correspondientes, podría provocar la violencia entre quienes votaron engañados por sus promesas incumpibles y todavía tienen esperanza en su gestión. ¿Una guerra civil…? ¡Horror!
La comunidad internacional se va reuniendo alrededor de México, salvo el fanático obnubilado de Netanyahu, quien aplaude la construcción de un muro en la frontera mexicana. Trump la emprendió contra la ONU, la OTAN, la CIA, el FBI y apoyó el Brexit, rechazando el éxito de la Unión Europea, con lo cual se enemistó con Francia y Alemania, fundamentalmente.
Nunca en la historia de los Estados Unidos había surgido un movimiento como el “ImpeachDonaldTrumpNow.org”, un proceso de destitución de un presidente, a la semana de haber llegado al poder. Cada vez más ciudadanos y organizaciones apoyan la moción, sobre todo cuando es evidente la incompatibilidad de la administración de su imperio inmobiliario con su gestión como Jefe de Estado, sin ignorar sus relaciones secretas con Putin. Las apuestas concluyen que no terminará este año en la Casa Blanca. ¿Usted a qué apostaría?
PD: Googolee “Impeachment a Trump” y se llevará una sorpresa…