La Ofrenda a José Luis Cuevas en el Colegio Héroes de Coyoacán | Digitall Post : Digitall Post
Noticias Nacionales

La Ofrenda a José Luis Cuevas en el Colegio Héroes de Coyoacán

La Ofrenda a José Luis Cuevas en el Colegio Héroes de Coyoacán

Por Alejandra Del Río.

Con la intención de promover nuestras tradiciones mexicanas, hoy les quiero hablar, sobre la ofrenda dedicada al Maestro José Luis Cuevas que elaboraron los alumnos y directivos del Colegio Héroes.

Cada año esta institución educativa, que fundara doña Eva Sámano, la esposa del Presidente Adolfo López Mateos, monta una ofrenda del Día de Muertos con un gran personaje de la vida nacional, como protagonista, así los últimos tres años le dedicaron su ofrenda, primero a Jacobo Zabludovsky, después al gran Arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, (quien por cierto construyó el inmueble de la escuela en Coyoacán) y este año, ante su lamentable deceso, toco turno al Maestro de la Plástica Mexicana José Luis Cuevas.



Para esta ofrenda los niños copiaron dos pinturas monumentales del artista, Autorretrato en la relectura de Franz Kafka y Para Carmen Cuevas, buscaron lo más característico de su obra, para hacer vistosos cuadros, hicieron tapetes de aserrín, papel picado, imprimieron un manta con la imagen de la icónica escultura de Cuevas “La Giganta” que se encuentra en el Museo que lleva su nombre atrás de Palacio Nacional y hasta consiguieron que les prestaran unas horas una obra muy afamada del pintor sobre la Zona Rosa, que estuvo expuesta durante su inauguración, pero también revisaron todas y cada una de las tradiciones mexicanas relacionadas con la tradicional ofrenda para integrarlas en este hermoso altar.

Visitemos los orígenes y elementos más representativos de una típica ofrenda del Día de Muertos:

Para comenzar hay que aclarar que este tipo de ofrendas tienen su origen en tradiciones prehispánicas, pero como todo en nuestro país ahora es una mezcla cultural entre lo indígena y lo europeo.

De Europa viene la tradición de utilizar flores, ceras, veladoras; los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal y la comida, así como la flor de cempasúchil (Zempoalxóchitl).



La ofrenda de muertos debe tener varios elementos esenciales:

El agua. Se ofrece a las ánimas para que mitiguen su sed después de su largo recorrido

La sal. Para que el cuerpo no se corrompa, en su viaje de ida y vuelta al inframundo.

Velas y veladoras. Los antiguos mexicanos utilizaban rajas de ocote, en la actualidad se usan velas, veladoras o ceras. La flama que producen es la guía que significa luz, fe y esperanza. En varias comunidades indígenas cada vela representa un difunto, es decir, el número de veladoras que tendrá el altar dependerá de las almas que quiera recibir la familia.

Copal e incienso Fragancia de reverencia. Se utiliza para limpiar al lugar de los malos espíritus y así el alma pueda entrar a su casa sin ningún peligro.

Las flores. Son símbolo de la festividad. Adornan y aromatizan el lugar durante la estancia del ánima.

El pan. La iglesia lo presenta como el «Cuerpo de Cristo». Elaborado de diferentes formas, el pan es uno de los elementos más preciados en el altar.

El retrato del recordado sugiere el ánima que nos visitará, pero este debe quedar escondido, de manera que solo pueda verse con un espejo, para dar a entender que al ser querido se le puede ver pero ya no existe.

La imagen de las Ánimas del Purgatorio, para obtener la libertad del alma del difunto, por si acaso se encontrara en ese lugar, para ayudarlo a salir, también puede servir una cruz pequeña hecha con ceniza.

El mole El banquete de la cocina en honor de los seres recordados, la buena comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita.

Se puede incluir el chocolate de agua. La tradición prehispánica dice que los invitados tomaban chocolate preparado con el agua que usaba el difunto para bañarse, de manera que los visitantes se impregnaban de la esencia del difunto.

Las calaveras de azúcar son alusión a la muerte siempre presente.

El licor es para que recuerde los acontecimientos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.

El altar puede ser adornado con papel picado, con telas de seda y satín; figuras de barro, incensarios, etc.

La ofrenda, en sí, es un tipo de escenografía donde participan nuestros muertos que llegan a beber, comer, descansar y convivir con por una noche con sus deudos.

Sobre Jose Luis Cuevas, les podría platicar muchas cosas, ya saben que yo no cuento biografías, para eso tenemos todos a nuestro amigo google, siempre dispuesto a llenarnos de sabiduría de café, a mí me gusta contarles mis experiencias con los grandes personajes que he tenido la fortuna de conocer personalmente.

Al Maestro Cuevas tuve el gusto de conocerlo y de entrevistarlo en mis épocas de estudiante de Historia del Arte, haciendo un video sobre el movimiento artístico de la Ruptura en México, al que perteneció y que pugnaba por romper con la famosísima escuela de Arte Mexicano, encabezada por los más grandes artistas del país en aquella época, Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros entre otros; no se me va a olvidar nunca el garbo de este gran artista, el personaje tan cuidado en el que Cuevas se imbuía al hablar de su carrera, se transformaba en aquel “Enfant Terrible” de sus años mozos, nos recibió a todo el equipo, en un estudio enorme que tenía como casi única pieza de mobiliario una gigantesca cama antigua de esos robles lustrosos y con dosel y un cortinaje de terciopelo rojo, y teatralmente se acomodó en el aposento digno de un rey, mientras me acercaban una sillita también aterciopelada a su lado y mis compañeros de cámaras ¡desorbitaban los ojos! Así era Cuevas, le gustaba retarte, invitarte a cuestionarlo, burlarse de todo, coquetearte, mentirte y desmentirse solo, disfrutaba de la cámara creo yo, tanto como de la pintura misma y se transformaba cada vez que le colocabas las luces encima en un Marques de Sade del Valle del Anáhuac.

Durante su vida, criticó por igual con aquel humor negro tan característico suyo, a los más reconocidos políticos y artistas de su época.

Se autorretrato, como me lo dijo, a sugerencia de su esposa, miles de veces, en parte como culto al ego y en parte buscando esa metamorfosis kafkeana de la que tanto hablaba.

-“Un autorretrato Diario me exigía mi esposa Bertha”-, me dijo- …quizá me mintió, pero ¡Que idea aquella! Plasmar el cómo se veía el artista asimismo cada día de su vida, sus humores, sus enfermedades, sus rabietas, sus alegrías, se buscaba en algún lugar de sus pesadillas en líneas retorcidas, en esta visión del Cuevas deshumanizado que se convertía a veces en su propio monstruo, en parte de su propio “Bestiario” con tan solo unos simples trazos que hoy son todos piezas de colección.

Al fallecer Bertha Cuevas se terminaron los autorretratos como si solo plasmara en ellos realmente en un juego de complicidades con quien fuera una de sus compañeras por tantos años.

Se casó después muchas veces con la misma mujer Beatríz del Carmen, en todos aquellos ritos que imaginó, quizá también autorretratándose de alguna manera con ellos, dibujando nuevas anécdotas para el cotilleo popular, disfrazándose, gozando y creando, pero ahora con el mas maleable de todos sus materiales, con su imagen pública, haciendo cada vez mas grande su leyenda.

Mientras platicábamos aquella tarde, trazaba en una servilleta, y al final de la tarde me hizo el honor de dedicarme sus trazos, que descubrí eran un dibujo de mis manos; lo atesoro aún. ¡Gracias de nuevo maestro!

Descanse en paz, este gran pintor, dibujante, escritor, grabador, escultor, lector e ilustrador mexicano,

“Cuando llegue el final quiero ser yo mi última obra”. -José Luis Cuevas-