Un grupo de investigadores y estudiantes del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), desarrollan el prototipo de un dispositivo que permitiría inyectar líquidos sin dolor, a través de tecnología láser.
El modelo experimental consiste en generar chorros líquidos de altas velocidades por láser, mediante un proceso llamado termocavitación y dirigirlos hacia la piel para perforarla, indicó el doctor Rubén Ramos García.
“Estamos interesados en este proyecto porque los desechos médicos, sobre todo agujas, representan un serio problema de salud pública”, explicó el científico.
En entrevista con la Agencia Informativa Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Ramos García agregó que este riesgo se da en el caso de piquetes accidentales de trabajadores de salud, pues se exponen a enfermedades como hepatitis y el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH), entre otras.
“La idea es producir un dispositivo que pueda reemplazar las inyecciones intramusculares, con la ventaja de que no habría contacto físico entre el dispositivo y el paciente”, destacó.
“La clave para generar los chorros de alta velocidad consiste en calentar el agua muy rápido sin que llegue a hervir. La temperatura límite para calentar el líquido es de aproximadamente 300 grados Celsius”, detalló.
Refirió que al llegar a dicha temperatura, el líquido cambia su estado a vapor, lo cual genera una burbuja que se expande y colapsa en tan solo 300 microsegundos.
“La expansión de la burbuja desplaza el líquido empujándolo a través del canal. El diseño del canal permite aumentar la velocidad del líquido hasta unos 100 metros por segundo, una velocidad suficientemente rápida como para poder romper la piel”, apuntó.
Los investigadores lo han probado en maniquíes que simulan tener piel humana. El chorro ha penetrado hasta dos milímetros dentro del tejido cutáneo, pero si se incrementa la velocidad, se puede aumentar la longitud de profundidad.
La vida útil del dispositivo estaría sujeta a la duración del láser, que en promedio es de 2.2 años de uso reiterado, no obstante, se pueden convertir hasta de cinco a seis años.
aegm.