MOSCÚ, Rusia.- Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, se han erosionado a su punto más bajo, desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Este es el sentir de Vladmir Putin. Y ejemplos no faltan, como el recibimiento inusualmente hostil al secretario de Estado, Rex Tillerson, en medio de una confrontación sobre el conflicto en Siria.
La semana pasada, las aspiraciones rusas de que la cercanía de Trump y su staff al país, produjeran relaciones menos conflictivas, se desvanecieron la semana pasada, tan pronto como Estados Unidos disparó misiles contra una base aérea en Siria para castigar al aliado de Moscú por un presunto uso de gas venenoso.
Justo en el momento en que Tillerson se sentaba para hablar con su homólogo ruso, un alto cargo de Moscú arremetía contra la retórica estadounidense «primitiva y grosera», en medio de una serie de declaraciones que parecían cronometradas para maximizar la incomodidad durante la primera visita de un miembro del gabinete de Trump.
Putin confirmó el apoyo de Rusia al presidente sirio, Bashar al-Assad, reiterando que el mandatario no fue responsable del ataque con gas ocurrido la semana pasada y añadiendo una nueva teoría respecto a que el ataque pudo haber sido montado por los enemigos del líder sirio.
Momentos antes, Lavrov saludaba a Tillerson con unos comentarios inusualmente fríos, calificando de ilegal el ataque con misiles contra la base en Siria y acusando a Washington de comportarse de manera impredecible.
«No ocultaré que tenemos muchas preguntas, teniendo en cuenta las ideas extremadamente ambiguas y a veces contradictorias que se han expresado en Washington en todo el espectro de asuntos bilaterales y multilaterales», dijo Lavrov.»Y por supuesto, por no mencionar que aparte de las declaraciones, observamos muy recientemente acciones extremadamente preocupantes, cuando se emprendió un ataque ilegal contra Siria», añadió.
Lavrov también señaló que muchos puestos clave del Departamento de Estado permanecen vacantes desde que el nuevo gobierno asumió el cargo, un punto sensible en Washington.
Es de llamar que, la hostilidad de Moscú hacia funcionarios de la administración Trump supone un drástico cambio desde el año pasado, cuando Putin elogió a Trump como una figura fuerte.
con información de agencias
jcrh