MÉXICO.- Al contar con 68 lenguas originarias y 364 variantes lingüísticas, México puede ser considerado como uno de los países con mayor riqueza cultural y lingüística del mundo. Sin embargo 70 por ciento de ellas, se encuentra en riesgo de desaparición, debido a la discriminación que enfrentan sus hablantes.

La situación de riesgo obedece en gran parte al desplazamiento (migración) de los hablantes de lenguas indígenas hacia otras comunidades o ciudades, según señala Juan Gregorio Regino, director general del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali).

“Hoy este fenómeno no se puede revertir y persiste con una fuerte discriminación hacia las lenguas indígenas”, expuso el también promotor cultural, al señalar que esta situación genera además una violencia psicológica en quienes todavía conservan su dialecto. La descalificación repercute de manera negativa en la personalidad de los hablantes porque asumen “la idea de que su lengua no sirve” y, por ello, se ven obligados a dejar de utilizarla, insistió.

En 2003, fueron reconocidas las lenguas indígenas como idiomas nacionales y con la misma validez que el español.

Las lenguas maternas del norte del país son la de mayor peligro de extinción, como cucapá, paipai, kaliwa, Kumiai, pima e incluso tarahumara o rarámuri, y en la zona centro se encuentran tlahuica y tepehua en las mismas condiciones. Otra situación similar ocurre en la comunidad de Santa María Ixcatlán, Oaxaca, en donde solo quedan muy pocos hablantes de la lengua Ixcateco.

En México hay siete millones 382 mil 785 personas mayores, de tres o más años de edad, que hablan alguna lengua indígena, según la Encuesta Intercensal 2015 realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Esa cifra representa 6.5 por ciento del total de la población, de las cuales 51.3 por ciento son mujeres y 48.7 por ciento son hombres.

Datos de la Encuesta Nacional de Discriminación en México (Enadis) 2010 revelaron que 44.1 por ciento de la población consideró que los derechos de las personas indígenas no se respetan nada; el 31.3 por ciento comentó que se respetan poco, 22.4 por ciento indicó que sí se respetan y 2.2 por ciento no sabe o desconoce del tema.

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