BRUSELAS.- El chocolate moderno se hace más sano y natural para agrandar a consumidores que buscan satisfacer más que paladar, orgánico, sin azúcar y con sustancias terapéuticas incorporadas.
Es la nueva tendencia que emana de la cuarta edición que el Salón del Chocolate celebra en Bruselas, este fin de semana. El evento de nivel mundial ha reunido ya 8.2 millones de visitantes en las 195 ediciones realizadas en 16 países en los últimos 20 años.
Sin embargo, en Bélgica, país mundialmente famoso por sus chocolates, se encuentra a un público conocedor y apasionado, curioso por novedades, estimó Sylvie Douce, una de los responsables del salón.
En ocho mil metros cuadrados, la edición belga reune a 120 expositores, entre grandes fabricantes, chocolateros artesanos, cocineros y pasteleros, y propone durante tres días una serie de exhibiciones, conferencias y talleres con el tema del chocolate.
En el puesto de Callebaut, principal productor belga de chocolate industrial, el visitante puede descubrir todas las etapas de la transformación del cacao en chocolate, desde la cosecha de la mazorca, pasando por la torrefacción y la extracción de la pasta de cacao.
Hay también una librería donde se puede elegir entre una variedad de títulos que trazan la historia del chocolate, proponen recetas o se interesan por el origen y las variedades de cacao.
Entre los expositores, la preferencia ahora es para el cacao de cultivo biológico y orgánico, como propone la marca belga Belvas, que adquiere su materia prima directamente de cooperativas en Santo Domingo, Perú y Ecuador.
La pequeña compañía innova utilizando azúcar de flor de coco en lugar del azúcar blanco común, nueva tendencia entre los naturalistas. Otros, como Guy Roux, proponen un chocolate sin cualquier tipo de azúcar, alegando que, además de los beneficios para la salud, ello permite a los grandes fans apreciar el verdadero gusto del cacao.
Entre los nuevos aromas que se presentan en el salón destacan los de quinoa, jengibre o tomillo, como los de la chocolatería belga NewTree.
El salón de Bruselas también muestra que el llamado «chocolate de origen» sigue siendo tendencia y conquista cada vez más adeptos.
Se trata de tabletas que indican claramente la variedad del cacao utilizado y el país de origen, de manera que el consumidor pueda apreciar las sutiles diferencias de sabor, como se hace con los vinos.
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