FRANCIA,- Pese al hecho de estar considerada como el motor de la Union Europea, Francia ahora se desenvuelve ante la espiral de la incertidumbre y los estragos de la corrupción y la angustia social, agravadas por los fantasmas de un campo de ruinas políticas.
Es Marine Le Pen la candidata mejor situada para ganar la primera vuelta presidencial el 23 de abril próximo, además propone el «Frexit», sacar a Francia de la Unión Europea y de la zona euro, precipitando a toda Europa en un océano de incertidumbres.
El candidato conservador, François Fillon, había prometido una «ruptura económica» y una «restauración moral y cultural», para sacar a Francia del hoyo de la crisis en curso. Ha caído él mismo en el tobogán de un escándalo inflamable.
El candidato social reformista, Emmanuel Macron, exministro de Economía de Hollande, no tiene programa económico conocido, a 74 días de la primera vuelta electoral. Su programa completo no se conocerá hasta el mes de marzo. El candidato mejor situado para ser presidente de Francia no tiene experiencia ni partido, en curso de formación, para presentarse como alternativa tras la eventual elección del nuevo líder carismático.
El candidato socialista, Benoît Hamon, se cotiza como el peor candidato de la historia presidencial del PS. Más a la izquierda, Jean-Luc Mélenchon es un simpatizante del socialismo caribeño y venezolano. Y las extremas izquierdas se odian a muerte…
Ese es el abanico de candidatos que aspiran a la jefatura del Estado. Abanico de incertidumbres que agravan la angustia social: los obreros votan mayoritariamente a la extrema derecha; agricultores, clases medias y conservadoras oscilan entre la tentación Le Pen y la doble incertidumbre Fillon-Macron. Los funcionarios modestos votan extrema derecha o extrema izquierda. El resto del tejido social duda entre un rosario de alternativas víctimas de la «lepra democrática», una incertidumbre abismal.
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