TIJUANA, BAJA CALIFORNIA.- Tijuana se encuentra al borde de una crisis humanitaria, inclusive antes de que se llegue a concretar la edificación del muro fronterizo de Trump. ¿La razón? desde el año pasado comenzaron a llegar a la ciudad cientos de migrantes haitianos, con la esperanza de cruzar hacia Estados Unidos.
Como resultado de esto, los albergues destinados a este tipo de personas, se encuentran prácticamente al límite o totalmente rebasados. Y el panorama no luce alentador, especialmente ante la política xenófoba que ha demostrado el mandatario de Estados Unidos.
Funcionarios y defensores de los derechos humanos, les preocupa que el plan de Trump pueda dar pie a una crisis migratoria en pueblos y ciudades a lo largo de la frontera y, de hecho, en todo México.
El gobierno mexicano, dicen, podría no ser capaz de manejarla.
Trump está buscando reforzar la frontera, restringir la inmigración y aumentar las deportaciones desde Estados Unidos. Al anunciar sus acciones la semana pasada, dijo que “ayudarán a México al desalentar la inmigración ilegal”.
Sin embargo, algunos defensores y funcionarios internacionales prevén una posible pesadilla para el país.
Una creciente cantidad de personas ha estado dirigiéndose hacia el norte desde Centroamérica, escapando de la violencia y la pobreza en su tierra natal. Durante el año fiscal 2016, que terminó en septiembre, aproximadamente 409 mil personas fueron atrapadas mientras trataban de cruzar la frontera suroeste de Estados Unidos, lo que representa un incremento del 23 por ciento en comparación con el año fiscal previo, de acuerdo con estadísticas del gobierno estadounidense. Esta tendencia se ha mantenido durante los meses recientes.
Incluso antes de esta semana, México ya estaba enfrentando presiones migratorias extraordinarias. Las olas de centroamericanos que se dirigen al norte ya habían puesto a prueba a la patrulla fronteriza mexicana en el sur del país y han provocado un aumento en la cantidad de personas que solicitan asilo en México, de más del doble de 2015 a 2016.
Los funcionarios mexicanos también estaban apresurándose para desarrollar una estrategia en caso de que Trump cumpliera con sus promesas de aumentar las deportaciones de indocumentados, una población que incluye a millones de mexicanos. Un grupo intergubernamental comenzó el 23 de enero a estudiar maneras de ayudar a integrar a los deportados a la sociedad mexicana.
Debido a la presión ejercida por Estados Unidos, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, había estado tratando de frenar el flujo de migrantes que atravesaban su país y comenzó el Programa Frontera Sur como un esfuerzo para controlar el flujo de gente y bienes que cruzaban desde la frontera con Guatemala. Bajo el plan se duplicaron las deportaciones de 2013, cuando se aprobó, a 2016. Casi todos los deportados en los años recientes provenían de Centroamérica.
Sin embargo, las fronteras siguen teniendo muchos huecos. La Organización Internacional para las Migraciones calcula que entre 400 mil y 500 mil migrantes indocumentados transitan a través de México cada año y que el 90 por ciento de ellos son centroamericanos.
Mientras que la población de migrantes haitianos se ha elevado (en la actualidad hay cerca de cuatro mil 500 haitianos en Tijuana y en otras partes del norte de Baja California), las autoridades mexicanas no han cedido a las súplicas de abrir un albergue de emergencia operado por el gobierno.
Más de 30 albergues están atendiendo a los haitianos, pero ninguno es gubernamental. La mayor parte de la carga de alojar, alimentar, vestir y atender al flujo incesante de haitianos ha recaído en personas y grupos pertenecientes a la sociedad civil, los cuales han acusado al gobierno de no actuar a tiempo.
Este mes, una coalición de los principales albergues de Tijuana y Mexicali envió una carta al presidente Peña Nieto exigiendo una “intervención” federal más sólida para enfrentar la crisis. Todavía no han recibido una respuesta, afirmaron.
con información de agencias
jcrh