MÉXICO.- Le tomó apenas cuatro días, cumplir una de sus principales promesas de campaña: la construcción de un muro fronterizo.
Este miércoles, Donald Trump firmó la orden ejecutiva para levantar esta barrera a lo largo de 3 mil 144 kilómetros de frontera con México, y ordenó su «construcción inmediata» para detener la inmigración ilegal, así como el tráfico de personas y drogas y los actos de terrorismo.
Si bien su anuncio ha causado polémica y descontento en ambos lados de la frontera, no es el primer presidente en embarcarse en una agresiva fortificación de la frontera.
Aquí un vistazo a lo que ya existe en la frontera:
La tercera parte de la frontera con México, mil 50 kilómetros, ya está delimitada por diversos tipos de bardeado, desde barreras intimidantes, hasta algunos tramos que pueden brincarse fácilmente. Las barreras se erigieron por la Ley de Barda Segura promulgada durante el último año del gobierno de George W. Bush.
En California, la barda se extiende sobre el Pacífico. Su tramo más protegido, de tres capas, separa a San Diego de Tijuana. La mitad de esos 22.5 kilómetros cuentan con alambre de púas en la punta. En las dunas al este, una «barda flotante» de tubos de acero, se puede elevar o descender de acuerdo a la variación de la arena.
Casi toda la frontera con Arizona está bardeada, aunque el efecto de disuasión para el tráfico humano y de drogas es constantemente cuestionado. Ciudades como Yuma y Nogales tienen cercas elevadas, pero lugares en las regiones desérticas más remotas tienen postes, alambres y bardas para ganado capaces de detener vehículos, pero no a las personas.
La mayoría de los 288 kilómetros de frontera de Nuevo México tienen barreras para vehículos.
Casi todos los dos mil 11 kilómetros de la frontera con Texas están libres de murallas, en donde el serpenteante Río Bravo (Grande) es la única barrera. El estado cuenta tan solo con 177 kilómetros de bardas y diques de concreto fortificado.
Es costoso construir sobre barreras naturales como montañas y ríos, y por ello han sido dejados de lado. La construcción en un tramo del condado Hidalgo de Texas, a lo largo del Río Bravo, cuesta 10 millones de dólares por 1.6 kilómetros.
Los políticos a lo largo de la frontera, incluso legisladores republicanos en Washington, han respaldado la tecnología de vigilancia como una medida que ofrece más seguridad por dólar que una barda o un muro. La Patrulla Fronteriza está extendiendo el uso de dirigibles con cámaras, que recorren el horizonte mientras flotan sobre cables, así como torres equipadas con cámaras de vigilancia. Los drones Predator, que vuelan a gran altura, han registrado más de tres mil horas de vuelo al año desde 2011.
Como podrán imaginar, ni la tecnología ni la manutención de las bardas existentes son baratas. Durante el último año fiscal, el gobierno gastó 450 millones de dólares en «Bardeado, infraestructura y tecnología de seguridad fronteriza».
Y un gran proyecto encabezado por Boeing en Arizona, de nombre «SBINet», cuya red supuestamente otorgaría vigilancia y monitoreo, resultó ser un lastre, con un costo de mil millones de dólares a los contribuyentes antes de su cancelación en 2010.
No se sabe de una sola persona involucrada en un acto terrorista en Estados Unidos que haya ingresado de manera ilegal al país desde México. Las detenciones de inmigrantes sin documentos están en un claro declive desde su punto más álgido de 1.6 millones en 2000 hasta tan solo 408 mil 870 en el año fiscal que finalizó el 30 de septiembre, y la inmigración neta de mexicanos fue de cero.
El año pasado se detuvo a más centroamericanos que mexicanos cruzando ilegalmente la frontera. Los centroamericanos huyen de una crisis humanitaria: el mayor índice de homicidios en el mundo y condiciones de extrema pobreza.
La mayoría de ellos se entregan en la frontera y piden asilo. La Patrulla Fronteriza también se ha reforzado, al pasar de unos 9 mil 500 agentes en 2004 a unos 17 mil 500 en la actualidad.
En tanto, la mayoría de los residentes locales no quiere un muro. Una encuesta realizada en mayo en las ciudades fronterizas del suroeste reveló que el 72 % están en contra de esa idea. El estudio realizado de manera conjunta por The Cronkite News-Univision-Dallas Morning News, tiene un margen de error de 2.6 puntos porcentuales.
La mayoría de las drogas que entran a Estados Unidos pasan por puntos legales de ingreso, y no por las regiones no bardeadas. Las ocultan en compartimientos secretos de vehículos de pasajeros o camufladas en artículos legales en autobuses de carga, informó la DEA.
La Patrulla Fronteriza informó que durante el más reciente año fiscal incautó casi 590 toneladas de marihuana, la mayoría de ellas en Arizona, y mil 900 kilos de cocaína, en su mayoría divididos entre el sector de San Diego y el Valle del Río Grande en Texas.
Los narcotraficantes han construido túneles durante años, principalmente en California y Arizona, por los cuales se trafica marihuana sobre todo. Las autoridades también han encontrado ocasionalmente escaleras construidas 30 centímetros más altas que las bardas, ya que los traficantes desarrollan maneras cada vez más creativas de pasar sus cargamentos.
Y desde 1990, la DEA señala que se han descubierto 225 túneles fronterizos. También se utilizan vehículos todoterreno y personas que contrabandean a pie, pero generalmente se requieren vigías para esas prácticas. Aviones ultraligeros y drones también han hecho entregas aéreas, en su mayoría de marihuana, al otro lado de la frontera.
con información de agencias
jcrh