BUENOS AIRES,- Algunos paleontólogos descubrieron en la región de la Patagonia argentina, encontraron tomatillos fosilizados de 52 millones de antigüedad, los cuales también pertenecen a la familia solanácea
Las solanáceas tienen una reputación siniestra por sus miembros más venenosos, como la belladona. Pero esta familia de plantas tiene más de 2400 especies, entre las que se encuentran algunas de las frutas y verduras de mayor consumo en el mundo, como las papas, los tomates y los chiles.
Algunos científicos habían calculado, gracias a un análisis de registro fósil con datos moleculares, que la familia de las solanáceas tenía una antigüedad aproximada de 30 millones de años, por lo que la consideraban una familia de plantas relativamente joven.
Tal descubrimiento podría significar que el surgimiento de las plantas solanáceas se dio en la época en la que los dinosaurios todavía poblaban la tierra.
Los tomatillos, o tomates verdes, son como los primos raros del jitomate. Son pequeños y tienen una cáscara exterior muy delgada, que les da la apariencia de una linterna china. La mora que se encuentra dentro de esta envoltura es el ingrediente clave para preparar salsa verde picante. Hasta ahora, los investigadores creían que los tomatillos aparecieron hace unos 10 millones de años. Sin embargo, los hallazgos recientes sugieren que esta fruta es, de hecho, cinco veces más antigua.
Puesto que se considera que los tomatillos son un miembro reciente en la evolución del grupo de los solanáceos, estos hallazgos indican que toda la familia podría tener una antigüedad mucho mayor de lo que se había calculado.
“Los fósiles descubiertos muestran que el origen de estas plantas se remonta, por lo menos, a 25 millones de años antes de lo calculado”, expresó Rubén Cúneo, director del Museo Paleontológico Egidio Feruglio de Argentina y autor de un artículo científico sobre el descubrimiento, publicado el 5 de enero en la revista Science. “Ahora tenemos una idea mucho más clara sobre la evolución de este increíble grupo de plantas que tiene una gran importancia en el mundo moderno, desde el punto de vista económico”.
Peter Wilf, paleontólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania y principal autor del artículo, encontró los dos fósiles en 2002 y 2006, mientras exploraba con un equipo de investigadores un sitio en la laguna del Hunco, ubicado en la provincia argentina de Chubut. Hace millones de años, el área se encontraba cerca de un lago formado en la caldera de un volcán; estaba rodeada de selva y llena de vida prehistórica. Los restos de esas plantas y animales prehistóricos se conservan en las colinas, que siempre están secas.
“Se trata de un increíble avance en nuestros conocimientos de la historia de la familia del tomate y la papa”, subrayó por correo electrónico Steven Manchester, curador de paleobotánica del Museo de Historia Natural de Florida, ubicado en Gainesville.
“Es emocionante pensar que este es el familiar lejano de lo que ahora comemos en nuestras salsas”, dijo Tiina Sarkinen, bióloga molecular y taxónoma de plantas del Jardín Botánico Real de Edimburgo.
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