SAN FRANCISCO,- Alrededor de 800 millones de dólares descollan en el renglón de pérdidas para Uber y esto genera dudas en cuanto a su futuro. Las pérdidas son 25% más altas que el año pasado, la expansión de su servicio, la creciente competencia y una mayor regulación pone entredicho su viabilidad.
Travis Kalanick, CEO de Uber, empresa que tiene en este momento una valoración próxima a los US$69.000 millones, lo que le convierte en el gran unicornio de Silicon Valley.
Uber tiene que demostrar aún que es viable. La frenética expansión de su servicio alternativo al taxi tradicional le generó pérdidas próximas a los 800 millones de dólares en el tercer trimestre. La compañía que está transformando la manera de desplazarse por las grandes ciudades va camino así de cerrar el ejercicio con un negativo de US$2.800 millones, de acuerdo con la información que facilita a sus inversores.
Uber no solo está inyectando una cantidad ingente de liquidez en llevar su servicio a más ciudades. La disrupción tiene también un coste legal y está invirtiendo en el desarrollo de coches autónomos, un negocio cada vez más concurrido y donde marca el paso Alphabet, que acaba crear la empresa Waymo para empezar a explotar comercialmente esta tecnología en el ámbito de la movilidad.
Las pérdidas que está reportando a sus inversores son un 25% más altas que hace un año. Y eso pese a que tiró la toalla en el mercado chino, al vender su negocio en el país a la rival Didi Chuxing, que tiene entre sus inversores a Apple. Es decir, los resultados habrían sido peores si se descuenta lo que ingresó con esa operación. Pero eso de momento no debería afectar a sus inversores.
Uber es junto a Airbnb una de las compañías emergentes más deseadas y eso está disparando su valoración. Al no cotizar, no está obligada a hacer públicas sus cuentas. Los detalles sobre el rendimiento del negocio de la compañía los publicó la agencia Bloomberg. La compañía con sede en San Francisco, sin embargo, está registrando un incremento de los ingresos conforme se expande.
Mientras que las pérdidas en los primeros nueve meses del año ascendieron a US$2.200 millones, facturó US$3.760 millones en el mismo periodo y va camino así de superar la marca de los US$5.500 millones. Eso incluso habiendo salido del mercado chino. Los usuarios de Uber pagaron US$5.400 millones en el trimestre por sus viajes, cantidad que se reduce al pagar a sus conductores.
Las pérdidas del tercer trimestre son parecidas a las del segundo y superan los US$580 millones del arranque del ejercicio. Incluso en EE UU, su mercado más maduro, tiene un negativo próximo al centenar de millones. Lyft, su gran competidor, también está en una situación similar. Las dos compañías aseguran a sus inversores que están tratando de contener las pérdidas.
Amazon y Facebook también registraron importantes pérdidas operativas mientras ampliaban sus servicios. Ese crecimiento le está permitiendo moderar el ritmo con el que crecen sus pérdidas trimestre a trimestre. Pero hay analistas que cuestionan su modelo de negocio, que depende enormemente de las ayudas que da a los conductores, y advierte del peligro del incremento de la regulación.
Uber tiene en este momento una valoración próxima a los US$69.000 millones, lo que le convierte en el gran unicornio de Silicon Valley, como se denomina a las empresas emergentes que superan los 10.000 millones. Uno de los grandes misterios hasta ahora es entender como la compañía consiguió convencer a los inversores que la sostienen financieramente de que su negocio es viable.
Lo cierto es que Uber no tiene una tecnología innovadora ni única, que no puedan replicarla otros rivales. El servicio se apoya en aplicaciones ya existentes como los mapas de Google o para el pago por vía electrónica. Eso obliga a sus gestores a transformarse constantemente para poder ir por delante de los rivales que se le presentan y estrechar alianzas para sostener su crecimiento.
elpais.com/r3