CIUDAD DE MEXICO.- Le tomó apenas 18 minutos a una computadora ubicada en el edificio Luis G. Valdés de la Facultad de Ingeniería (FI), descubrir un número primo de nada menos que un millón 953 dígitos.
Para darnos una idea del tamaño de esta cifra, podemos decir que equivale a casi la mitad de los caracteres que Miguel de Cervantes Saavedra necesitó, para escribir Quijote (obra que empleó dos millones 59 mil cinco).
Lo curioso y llamativo del caso, es que no estamos hablando de una super computadora, sino de un modelo de escritorio que corre con el sistema Windows 7. Sin embargo, lo que la hace especial, es que se encuentra conectada la plataforma BOINC (siglas de Berkeley Open Infrastructure for Network Computing), una red de “cómputo distribuido” que le permitió llegar a este guarismo en menos tiempo del que hubiera empleado Miztli, la super computadora de la UNAM.
De acuerdo con los expertos en la materia, este número primo, por su magnitud es considerado como «titánico» al grado de que ya se le ubica entre las 200 cifras más grandes conocidas a la fecha. Con el afán de representarlo físicamente, se necesitaron más de 400 hojas, con el puntaje de Word mínimamente legible para poder imprimirlo.
Este hallazgo se inscribe en el programa UNAM@Home, liderado por Velázquez Mena, cuyo fin es explorar el potencial del cómputo distribuido, es decir, del procesamiento obtenido cuando miles (y a veces millones) de ordenadores repartidos a lo largo del orbe, se unen con un propósito: coordinarse para echar a andar iniciativas que requieren gran poder de cálculo.
BOINC hoy en día, cuenta con cuatro millones 331 mil 770 computadoras activas (a cargo de 280 mil voluntarios), las cuales se reparten en diversas labores, como renderizar un sinfín de datos a fin de crear un retrato del cinturón de asteroides que orbita entre Marte y Saturno, o apuntalar programas encaminados a encontrar curas para el cáncer, el ébola o el sida.
Para el Departamento de Ingeniería en Computación (DIC), estos hallazgos son importantes pues hacen pensar —como soñaba el filósofo Marin Mersenne en el siglo XVII o el físico Leonhard Euler en el XVIII— que es posible establecer una ecuación que, en cada oportunidad, arroje uno de estos números naturales sólo divisibles por 1 y por sí mismos (ya que sólo hay técnicas parciales para ello).
El BOINC fue creado en 1999 para apoyar al programa de Búsqueda de Vida Extraterrestre (o SETI, por sus siglas en inglés) e invitaba a cualquier interesado a descargar un software que corría en segundo plano —es decir, sin interferir con el trabajo del usuario— a fin de crear una gran red de computadoras a lo largo del planeta dedicadas a analizar señales de radio provenientes del espacio y que pudieran pertenecer a una inteligencia alienígena.
A la fecha, esta plataforma se ha diversificado y dado cabida a temáticas de medicina nuclear, climatología o física, entre otras, y ha demostrado que millones de PC, al trabajar juntas, pueden arrojar mejores resultados que un superordenador en solitario, experiencia que Velázquez Mena ha intentado aprovechar y replicar en la UNAM.
con información de la UNAM
jcrh