CIUDAD DE MÉXICO,- Los problemas se aglutinan, el panorama es desalentador pese a los informes gobiernistas sobre la preparación del país para recibir a sus connacionales deportados. ¿Qué les puede ofrecer?. México -como país, pese al optimismo presidencial- además de la pobreza crónica, el problema tiene sus bemoles.
Ante la posibilidad que millones de migrantes «regresen» a casa, el país perderá unos cuantos miles de millones de dólares como producto de las remesas que cada año solían enviar, algunos es factible que desempleados puedan engrosar a cárteles del narcotráfico y por ende el índice de violencia se pudiera incrementar.
Tornarse campesinos, no parece una interesante alternativa. Al menos un millón de guerrerenses viven en Estados Unidos sin la documentación requerida y el estado se halla bajo el asedio de la violencia del narcotráfico y la pobreza. Guerrero, entonces -dice su gobernador Astudillo- no está en condiciones de recibirlos.
Durante 2015 el envío de remesas se calcula en 25 mil millones de dólares, buena parte de ellos fueron para aliviar parte de su pobreza al aplicar dicho dinero en las necesidades básicas, la amenaza de Trump gravita sobre incautar dichos fondos que aplicaría para pagar el muro fronterizo.
México no puede cubrir 800 mil nuevos empleos para los jóvenes que cada año se integran a la fuerza laboral, mucho menos los de los migrantes que regresan, dijo Alejandra Barrales, presidenta del izquierdista Partido de la Revolución Democrática.
“Creemos que es con la iniciativa privada con quien tenemos que cerrar filas y buscar alternativas, no solamente para recibir a los posibles deportados. Necesitamos generar alternativas para que los 1,2 millones de jóvenes que cada año se suman al mercado laboral tengan alternativas en nuestro país”, afirmó.
El Gobierno federal anunció esta semana un programa de emergencia con el objetivo de alentar a las empresas a que contraten a los migrantes que regresan, pero Armando Osorio, un maestro de la Ciudad de México, duda que eso sea suficiente, dados los pobres antecedentes del gobierno en la creación de empleos.
Para los inmigrantes sin historial delictivo, la espera para que un juez dé la orden final de deportación podría tomar años. Actualmente existen cerca de 521 mil casos pendientes en las cortes migratorias federales, de acuerdo a los datos públicos obtenidos por la Transaction Records Access Clearinghouse de la Universidad de Syracuse.
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