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Musicalmente Hablando de Juan Gabriel

Musicalmente Hablando de Juan Gabriel

MÉXICO.- Alberto Aguilera Valadez era uno, Juan Gabriel era otro, los dos le pertenecían a México, él lo sabía, su familia lo reconoce, su pueblo lo clama y reclama.

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Hoy se cumple la primera semana sin “El Divo de Juárez” y confirma lo que todos sabíamos, se convirtió en una de las leyendas musicales mexicanas más grandes de todos los tiempos. Ya no queda mucho por decir de Juan Gabriel, el número de canciones, la profundidad y relevancia de sus letras, lo popular de sus sonidos, la influencia que ejerció y todo el enigma de lo que hizo se quedó allí. Pero, nadie le preguntó; a quién le dedicó su amor eterno. A quién le dijo Abrázame muy fuerte. Por qué definió al amor como un sentimiento más débil que la costumbre. No, eran más importantes sus preferencias sexuales, con quién dormía o si debía al fisco o no.



Durante la última semana posterior a su muerte le salieron amigos por todos lados, emularon a la francesa “Todos somos Juan Gabriel” y de allí no se bajaron. Juan Gabriel consiguió con su muerte, levantar “vetos” de las televisoras, sí, gente que nunca podía aparecer en las televisoras más importantes del país, de repente ya estaban al aire hablando de “su amistad o compadrazgo” con “El Divo”. Autores, productores, managers, músicos, cantantes consagrados y aprendices de repente se vieron en TODOS los medios de comunicación comentando de un hombre al que decían conocer, que era un gran ser humano, su amigo, su hermano, toda esa gente se olvidó que esos medios NUNCA se acordaron de ellos cuando sacaron un disco, quisieron cantar en algún programa o anunciaban alguna presentación, eso no, eso Juan Gabriel lo borró y de paso su dignidad, pudo más querer estar en el foco, ante la cámara pues, que otra cosa.

¿Sabrían que a Juan Gabriel y a Alberto Aguilera, quizá, les venía guango su amor, su opinión, su amistad o su compadrazgo? Porque con muchos de ellos, varios diría yo, tenían años de no hablar, años de no ver, años de peleados, con razón o no, solo ellos lo sabrían. Pero qué tal, era el oportuno momento, algunos si tuvieron el poco tino de decir que “estaban en shock” y no podían hablar, pero estuvieron en los programas de televisión premium de todas las cadenas. ¿Y el shock? Ese lo guardaban en el baúl de los remordimientos. No faltó quien envidiosamente respondió que no podía compartir sus momentos con El Divo” porque eso era muy personal y al final hasta condujo programa especial.

Pero Juan Gabriel y Alberto Aguilera eran eso. Si ustedes creen que Siempre estoy pensando en ti, Amor eterno, Abrázame muy fuerte, No me vuelo a enamorar, Hasta que te conocí, Así fue, Querida, Yo te recuerdo, Ya lo sé que tú te vas, Por qué me haces llorar, Siempre en mi mente, y muchas otras se las escribió a quien lo hizo creer, yo no. Alberto Aguilera se llevó la tumba el secreto que muchos hubiésemos querido conocer. Y lo peor es que pocos o pocas, de todos los que dijeron ser amigos de verdad, sabrán la realidad de sus letras. Hay que detallar sus excepciones, si había alguna entre todos los que quisieron el protagónico que era amiga real de Alberto Aguilera y de Juan Gabriel.

Juan Gabriel es. Juan Gabriel no es para hablar en pasado, costará años hacerlo, quizá las próximas generaciones se verán en la necesidad de hacerlo, pero hasta los que nacieron el día de su muerte



seguirán dando testimonio de su existencia, la referencia, que quizá les guste o no, será yo nací el día que Juan Gabriel murió, eso le dará más vida, presencia y recuerdo, un recuerdo que será imborrable por los siglos de los siglos, musicalmente hablando y por todo lo que debió decir o no de su persona. Y a Juan Gabriel le acompañará en todo momento Alberto Aguilera, el compositor, el que vivía y transcribía sus emociones, el que le recordaba su pasado, su presente.

El día de mañana lunes 5 de septiembre los restos del ahora inmortal Juan Gabriel, porque eso de Juanga tal vez pasó a mejor vida junto con él, llegan al Palacio de Bellas Artes, un Palacio que le abrió las puertas y que demuestra que quien lo permitió, no se equivocó, aunque los puristas sigan pensando que sí, el pueblo dice que no, y en eso, en eso es en lo poco que el pueblo mexicano manda.

¿Juan Gabriel muerto? No señores, Juan Gabriel está más vivo que nunca, más vivo que siempre y Alberto, Alberto también.



Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 2 meses

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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