BUDAPEST,-  Para el primer ministro, Viktor Orban, los migrantes son «veneno», indicó en la radio estatal y que pronto habría necesidad de una mayor seguridad, que la barrera fortificada podría detener a «varios cientos de miles de personas» a la vez si fuera necesario; por ello Hungría construirá una nueva cerca nueva «más enorme» en sus fronteras al sur para defenderse de un posible aumento de migrantes.

El primer ministro aseguró que la oleada podría producirse si, por ejemplo, Turquía permite a los millones de refugiados que viven allí viajar hacia la Europa occidental.

«Entonces, si no podemos hacerlo por las buenas, tendremos que detenerlos por la fuerza», dijo Obran. «Y eso haremos». Hungría levantó el año pasado cercas protegidas por alambre de cuchillas en sus fronteras sureñas con Serbia y Croacia, cuando casi 400.000 personas atravesaron el país en su camino hacia el oeste.

Las cercas han reducido de forma drástica el número de personas que entran en Hungría, que también ampliará su cuerpo policial con 3.000 nuevos «cazadores de frontera» para estrechar el control en las cercas, además de aprobar una polémica ley que permite a las autoridades devolver a los migrantes a Serbia si los capturan a una distancia de hasta ocho kilómetros (cinco millas) de la frontera.

Hungría ha rechazado varias veces las acusaciones sobre que sus agentes han empleado la fuerza para «escoltar» a migrantes y refugiados de vuelta a Serbia.

Orban reiteró su petición de que Europa refuerce la protección de sus fronteras externas, afirmando que hacen falta esfuerzos conjuntos para defender las fronteras entre Serbia y Macedonia y Macedonia y Grecia.

«La inmigración y los migrantes dañan la seguridad de Europa, son una amenaza para la gente nos traen terrorismo», afirmó Orban, añadiendo que la situación se provocó al permitir la entrada incontrolada de gran cantidad de personas «de zonas donde se ve a Europa y al mundo occidental como el enemigo».

La agresiva postura antiinmigrantes de Orban también incluye un referendo auspiciado por el gobierno el próximo 2 de octubre que pide apoyo político para rechazar los planes de la Unión Europea para reubicar a los migrantes entre los estados miembros.

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