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Si México se endeuda, la economía familiar también

Si México se endeuda, la economía familiar también

CIUDAD DE MÉXICO,- El saldo pasivo de las familias con la banca y otras instituciones financieras -números del Banco de México- sumó alrededor de tres billones de pesos a marzo, que representa un crecimiento real de 8.3 por ciento anual, el mayor avance desde 2008.  La deuda de los hogares en México se elevó a 16.4 por ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB) en el primer trimestre del año, su mayor nivel.

Esto ocurre en un entorno en que el ingreso de los hogares ha mejorado por la recuperación real del salario y un mayor empleo.
A esto se suma la estabilidad en las tasas de interés, que en el caso de los créditos hipotecarios está en niveles mínimos históricos en algunos bancos.

La mayor expansión crediticia no ha causado un deterioro en la calidad de la cartera, ya que los niveles de morosidad se han mantenido estables e incluso han disminuido en vivienda y consumo.



A nivel global la penetración del crédito en los hogares mexicanos es de los más bajos, pues de las principales economías, sólo está por arriba de Argentina, la India y Arabia Saudita, con 6.9, 10.1 y 13.8 por ciento del PIB, respectivamente, según las cifras del Banco de Pagos Internacionales. Estos niveles distan mucho del 124 por ciento que tiene Australia, 123.7 de Suiza o Dinamarca, con 122.5 por ciento.

En Estados Unidos la cifra es de 79 por ciento, en Chile 40 por ciento y un 25.5 por ciento en Brasil. Además, México está muy por debajo del promedio mundial de 59.6 por ciento, de las economías avanzadas con 75 por ciento y de las emergentes, con 33 por ciento.

Mario Correa, economista en jefe de Scotiabank México, aseguró que el endeudamiento de los hogares es un proceso natural que hay en el país y que es resultado de varios factores. Por un lado la población está creciendo y hay más hogares cada vez más jóvenes, y por el otro lado se percibe que hay un crecimiento en los últimos años de la clase media, que es usuaria del financiamiento.

Además, reconoció que poco a poco ha crecido el grado de sofisticación de la población en términos de uso de tecnologías, y eso le facilita a la gente el entendimiento de temas como el crédito. “Comparando la deuda de los hogares respecto al PIB seguimos muy lejos de los niveles de otros países, por lo que no estamos en una situación preocupante. No vemos un problema inminente de alto endeudamiento de los hogares”, indicó.



Consideró que la deuda de las familias como proporción de los ingresos tampoco es de preocuparse, pues si bien se encuentra en niveles cercanos al 50 por ciento, hay que tener en cuenta que la vivienda es el principal activo que puede tener un hogar, por lo que no es malo ese nivel de endeudamiento.

De acuerdo con un reporte de BBVA Bancomer, la mitad de las familias en el país tiene algún tipo de deuda y sólo 8 por ciento presenta un balance deficitario en sus finanzas por lo que no implica un riesgo sistémico, pero si un foco de atención por los efectos sociales que significaría su quebranto. Según sus cálculos, la mayoría de los hogares podría saldar su deuda con un año de su ingreso monetario o menos, y sólo 12 por ciento requeriría más de un año.

José Luis de la Cruz, director general del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico, aseguró que ante un entorno donde ha disminuido la población ocupada mejor remunerada y crecido la de bajos salarios, muchas de las familias tienen que complementar el ingreso con el endeudamiento, y eso en el corto plazo implicaría que si hay afectaciones en el mercado laboral, la deuda podría generar ciertos riesgos para la economía.

“En los últimos años el número de personas que gana más de tres salarios mínimos ha venido a la baja, eso implica que en ocasiones las personas despedidas ya no encuentran otro empleo con el mismo nivel salarial, entonces ya no pueden pagar las deudas que antes sí podían”, mencionó.

Así, dijo, la precarización en el mercado laboral es lo que podría generar problemas en la economía a pesar de que el nivel de la deuda respecto al valor de la economía es bajo.

Destacó que hace cinco años había en el país cinco millones de personas que ganaban más de cinco salarios mínimos, pero ahora solo son tres millones, y lo mismo ocurre en el rango de los que ganan de tres a cinco salarios mínimos.

Entonces si las personas se ven afectadas por el mercado laboral y el aumento de las tasas de interés, la deuda podría no ser sostenible y en un momento dado provocaría un freno en el dinamismo del crédito y después impactaría sobre el consumo.

El crecimiento de la masa salarial, por el aumento real en las remuneraciones y el empleo, aunado al dinamismo en el crédito han impulsado el consumo, que ha sido el principal motor de la economía.

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Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 2 semanas

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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