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En padecimientos físicos o emocionales: la equinoterapia

En padecimientos físicos o emocionales: la equinoterapia

REYNOSA, TAMAULIPAS,-  La equinoterapia ofrece a personas con capacidades diferentes, problemas emocionales, sociales o alguna enfermedad en la comunidad en general y en esta ciudad fronteriza, cobra fuerza.  Gracias a las terapias ecuestres, Marilú una niña de 4 años, nació con síndrome de Down ha logrado un significativo desenvolvimiento.

Martha Esther García -madre- comentó que agradece que existan este tipo de tratamientos que les permiten a los niños con síndrome de Down fortalecer su confianza y seguridad. Aseveró que se muestra más segura y sociable, además de que ha despertado su amor hacia los animales, le ayuda en el sistema nervioso y le permite abrirse a la convivencia.

Por su parte, Enrique Jáuregui Oviedo, terapeuta ecuestre del centro denominado “Sweet Home”, refirió que este lugar nació hace seis años en Reynosa. Indicó que brindan atención a pacientes con diagnóstico de padecimientos físicos, psicológicos y neurológicos.



Explicó que, a través de las terapias ecuestres, se busca contribuir de manera positiva al desarrollo cognitivo, físico, emocional, social y ocupacional, tanto a las personas que padecen alguna discapacidad o enfermedad, como aquellas que sólo buscan reforzar sus aptitudes y realizar algún deporte.

Expuso que en “Sweet Home” ofrecen tres tipos de programas, de los cuales uno de ellos está enfocado a atender a menores con alguna discapacidad o diagnóstico físico, psicológico o neurológico.

“Aquí entran los niños con Síndrome de Down, los que son hiperactivos, con déficit de atención, con algún tipo de parálisis, en fin es amplia la gama de personas que se pueden atender a través de terapias ecuestres”, manifestó. Añadió que también trabajan con programas de estimulación temprana, actividad que ayuda a los pequeños de 0 a 4 años de edad a desarrollar habilidades psicomotoras, y a darles más seguridad y confianza.

Se cuenta además con programas de equitación, enfocados en el área deportiva, donde el alumno aprende a manejar las riendas del caballo a paso corto, largo, trote y galope, para menores a partir de los 4 años de edad, así como jóvenes y adultos.



Jáuregui Oviedo expresó que las terapias las realizan con caballos criollos, de sangre templada, “buenos, tranquilos y mansos”, entrenados para convivir con niños y personas con alguna enfermedad.

“Cuando traemos una caballo nuevo, no ingresa de manera inmediata en el programa de terapias, primero lo dejamos que se vaya acoplando, que conozca el lugar y se familiarice con los otros caballos y paulatinamente lo acercamos a la gente, a los niños”, detalló.

El equino se sometió a un periodo de observación por varias semanas a fin de conocerlo bien y saber que le asusta o le disgusta, y ya una vez que se tiene comprobado que el animal no es salvaje y se acopló al entorno de trabajo, se ingresan para proporcionar terapias o clases de equitación, resaltó.

El especialista declaró que actualmente atienden a 115 niños, algunos con enfermedades o padecimientos y otros más que simplemente buscan aprender a montar a caballo.

Aseguró que tanto los caballos como los terapeutas están certificados para poder atender a las personas que llegan en busca de diversión o de alguna terapia física. “Tanto los caballos como los terapeutas que atienden a los niños están certificados en terapia ecuestre, además de que son muy buenos jinetes”, dijo.

Comentó que las terapias auxiliadas con caballos son muy antiguas; “los griegos montaban para aliviar o prevenir diversas enfermedades y desde esa época se recurre a estos animales para la rehabilitación física, emocional, social y neurológica, entre otras”, dijo.

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 1 mes

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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