FILADELFIA, ESTADOS UNIDOS.- Hace ocho años, cuando era precandidata presidencial, se le achacó a Hillary Clinton que era «suficientemente simpática», uno de los motivos por los cuales fue derrotada por Barack Obama.

Hoy en día, el tema de su empatía, confiabilidad y honestidad aún pesa sobre su intento por convertirse en la primera presidenta de Estados Unidos, esta vez en la elección del 8 de noviembre contra el republicano Donald Trump, un hombre que pese a lo controvertido o disparatado de sus declaraciones, ejerce un sorprendente atractivo en las personas.

A Hillary Clinton, por años se le ha criticado que puede parecer rígida frente a multitudes, con dificultad para demostrar la compasión que sus simpatizantes dicen que comparte en privado, y deja a algunos votantes con la impresión de que no da respuestas honestas a preguntas difíciles.

Según sus asesores, Clinton reconoce el problema.

«Ella sabe que tiene que esforzarse por ganar la confianza de la gente», comentó Jennifer Palmieri, directora de comunicaciones de Clinton. «También sabe que no hay palabras mágicas que puedas decir para ganar la confianza de un día para otro», agregó.

La imagen personal de Clinton, que ha fluctuado durante sus 25 años de vida pública, se desplomó tras una divisoria primaria demócrata, una persistente controversia por su uso de un sistema privado de correos electrónicos durante su época como secretaria de Estado y reiterados ataques de demócratas contra la «deshonesta Hillary».

De acuerdo con sondeos, Hillary Clinton al momento marcha con una opinión desfavorable del 55% de los estadunidenses. Sin embargo y para su buena suerte, su rival Donald Trump es más impopular con un 61% de comentarios desfavorables.

jcrh