WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Este martes en el marco de la convención republicana, se espera la formalización de Donald Trump a la candidatura presidencial de Estados Unidos.
El rito cuatrienal está diseñado para unir a los republicanos, designar formalmente su candidato presidencial y catapultar al partido hacia los comicios de noviembre. Pero Trump tendrá una tarea cuesta arriba para ganarse a sus detractores en el partido. Su estilo bombástico y cáustica retórica han provocado grietas en la misma identidad del partido Republicano.
Así las cosas, se espera que el evento, termine convertido en todo un show mediático, toda vez que los miembros de la familia del magnate, pasarán sucesivamente sobre el escenario para elogiar al candidato, junto a algunos legisladores y su recién designado compañero de fórmula, Mike Pence.
Sin embargo, también habrán notables ausencias. Los cuatro días de folclor republicano en Cleveland (Ohio) no contarán con ningún expresidente, pocos líderes partidistas y un puñado de funcionarios elegidos.
George W. Bush, John McCain y Mitt Romney, los tres últimos abanderados republicanos a la presidencia, le dieron la espalda al evento.
El hermano de George, Jeb Bush, derrotado en las primarias republicanas, destiló su oposición al magnate inmobiliario en un virulento artículo el viernes pasado en el Washington Post, denunciando que Trump “no refleja los principios o el legado incluyente del partido Republicano”.
Si Trump puede encontrar una airada recepción por parte de delegados descontentos en el salón de convenciones, en las calles manifestantes planean protestas, empezando este lunes con una marcha contra el racismo, la islamofobia y los ataques a los inmigrantes.
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