En el mes de junio se tuvieron diversos eventos políticos, sociales y económicos, tanto en el entorno internacional como nacional, que han afectado de manera negativa a las principales variables económicas de nuestro país.
En el entorno externo resaltan de manera relevante el inesperado resultado del referéndum sobre la salida de la Gran Bretaña de la Unión Europea y la candidatura republicana de Trump para la presidencia de los Estados Unidos así como sus ataques a México. En el primer caso se pensaba que no ganaría la posición de Brexit, por los elevados costos que esto tendría en ese país, por lo que el resultado ocasionó fuertes presiones en los mercados, al ser un evento inesperado.
Lo anterior presupone un menor crecimiento de la economía global para los siguientes trimestres, el riesgo de que se empiecen a romper otros acuerdos comerciales en el mundo y existe la preocupación de que se tenga una nueva recesión global como sucedió en 2009, lo que afectaría a nuestro país.
Por otro lado, el aumento en el precio del petróleo no apoyó la recuperación en el peso mexicano, como había sucedido con anterioridad, lo que fue influido por el déficit de la balanza petrolera que tenemos (importamos más destilados de petróleo y gas del que exportamos), así como por el cambio en la Perspectiva de la Calificación Crediticia que hizo Moody’s de la deuda mexicana en semanas anteriores.
En el aspecto interno destacan un cambio en el equilibrio político como resultado de las elecciones del pasado 5 de junio, en donde adquieren mayor fuerza el partido Morena y el PAN. Por otra parte, los distintos conflictos sociales y políticos simultáneos en distintas partes del territorio nacional reducen las perspectivas de la inversión. Destacan entre las mismas el cierre de carreteras por grupos inconformes, sobre todo en los estados del sureste. Por otro lado, el enfrentamiento de la iglesia católica debido a la iniciativa del llamado matrimonio igualitario y la molestia del sector empresarial y particulares por la propuesta de tener que hacer declaraciones adicionales en caso de que realicen ventas al gobierno o reciban recursos del sector público.
Además de la percepción del incremento en la delincuencia en diversas partes del territorio nacional y el reforzamiento del Programa Hoy no Circula Ampliado en el área metropolitana de la ciudad de México. A lo anterior la devaluación del tipo de cambio que se suma a la percepción que tiene la ciudadanía de un incremento en la inflación, aunque las autoridades insisten en que no existe tal, lo cual agrega un problema de desconfianza en las estadísticas que elabora el sector público.
Todos los riesgos anteriores reducen el atractivo para realizar inversión adicional en el país, ya que reducen la rentabilidad de la misma. Esta se agrava con el incremento en el precio de los energéticos y las tasas de interés anunciado en los días pasados. En la medida en que se tenga un menor monto de inversión, se baja la expectativa de crecimiento para el país, de aquí que las distintas corredurías y analistas están reduciendo las expectativas de crecimiento del PIB para el segundo semestre del año.
La mejor manera de enfrentar las anteriores dificultades es por medio de mayor crecimiento de la economía, que solo se puede lograr por medio de mayor inversión, tanto pública como privada. Para lograrlo se requiere la conjunción de muy diversas medidas encabezadas por el gobierno que destraben este proceso, como son cambios en los impuestos, en las regulaciones, fortalecimiento del estado de derecho, escrituración de propiedades, mayor seguridad, eliminación de monopolios, etc. En muchas ocasiones el entorno regulatorio y legal parece hecho para dificultar la inversión, en lugar de promoverla, lo que propicia la corrupción. En artículos próximos trataré sobre casos concretos para facilitar esta inversión.
jcrh