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Olivia de Havilland «Lo que el viento se llevó», cumplirá 100 años

Olivia de Havilland «Lo que el viento se llevó», cumplirá 100 años

FRANCIA,- El viernes 1o. de julio la actriz Olivia de Havilland cumplirá 100 años, es la última sobreviviente del famoso film culto «Lo que el viento se llevó» de la edad de oro de Hollywood. Dos veces premiada con el Oscar y cinco veces nominada, es la última estrella en vida de la época del blanco y negro de los años 1930 y 1940. Es además la decana de los galardonados con la estatuilla dorada de la Academia.

Olivia De Havilland dio además mucho que hablar por su sonada batalla legal con Hollywood y una rivalidad secreta con su hermana, la igualmente famosa Joan Fontaine. Nació el 1º de julio de 1916 en Tokio, de padres británicos. Su padre era profesor de inglés y la madre actriz de teatro. El matrimonio se instaló en Los Angeles en 1919, antes de divorciarse.

Olivia hizo su debut en la pantalla en 1935 en el papel de Herminia de «Sueño de una noche de verano» en la adaptación del director Max Reinhardt, que la descubrió en una puesta local de la obra de Shakespeare. El mismo año actúa en «El capitán Blood» junto a Errol Flynn, con tal éxito que los productores deciden prolongar aquel dúo por varias películas más.



Pero fue el triunfo en colores de «Lo que el viento se llevó» en 1939 que lanzó a la actriz a la fama por su interpretación de la noble y sufrida Melanie, compartiendo el cartel junto a Vivien Leigh y Clark Gable.

Esa actuación le valió una primera nominación al Oscar como Mejor actriz secundaria, finalmente atribuido a Hattie McDaniel por su papel como la criada Mammy, que la convirtió en la primera actriz negra en ganar la codiciada estatuilla. El filme ambientado en el siglo XIX durante la Guerra de Secesión la colocó en el firmamento de Hollywood. Pero pronto comenzó a sentirse frustrada de que siempre le atribuyesen el papel de ingenua.

«Hacer el papel de la nena buena era difícil en los años 30, cuando estaban de moda las chicas malas», contó una vez en una entrevista. «Aún así, creo que hacer de chica mala es aburrido. Siempre me fue mejor con los papeles de buena, porque son los más exigentes para la actriz».-

De Havilland vs. Hollywood –



La recurrencia de roles terminó hartándola y comenzó a rechazar los que no le gustaban, lo cual enfureció a los productores de la Warner, que eran propietarios de las estrellas. En un desafío escandaloso para la época, De Havilland inició y ganó una demanda contra los estudios para denunciar un contrato que la ataba por siete años. El fallo de 1945 quedó en los anales de Hollywood como la conquista por los actores del derecho a decidir sus papeles y el rumbo de su propia carrera.

«Estaba muy orgullosa del resultado porque corrigió un serio abuso del sistema de contrataciones. Nadie pensaba que ganaría y sin embargo gané», dijo la actriz al evocar lo que hasta el día de hoy se conoce como la ley De Havilland.

Durante los tres años de juicio estuvo en la lista negra sin papel, pero la victoria en la corte relanzó su carrera.

Al año siguiente, en 1949, gana su primer Oscar por su papel en «La vida íntima de Julia Norris», donde interpreta a una madre soltera en su lucha por permanecer cerca del niño que no puede reconocer. Su segunda estatuilla fue por el papel en «La heredera» (1949). Otro filme notable de su carrera fue en 1965, junto a Bette Davis, «Cálmate dulce Carlota».

En la vida real tuvo una rivalidad legendaria con su hermana Joan Fontaine, un año menor que ella, aunque ninguna de ellas habló jamás en público del conflicto.

En 1941, De Havilland se perdió el Oscar al que aspiraba con su papel en «Si no amaneciera», trofeo que terminó arrebatándole Fontaine, preferida por su rol en «Sospecha» de Hitchcock.- Radicada en Francia -De Havilland adquirió la nacionalidad norteamericana en 1941. En los años 1950, su carrera comenzó a declinar, en un Hollywood que abandonaba gradualmente la pacatería en la pantalla y buscaba figuras nuevas.

Actuó en unos pocos filmes en los años 1970 y otros para la televisión en la década siguiente, tras lo cual declaró: «la televisión aplasta las almas, destruye los talentos y a los seres humanos». De Havilland fue pareja de John Houston, James Stewart y Howard Hughes en los años 1940s, y se casó con el novelista Marcus Goodrich en 1946, con el que tuvo un hijo, Benjamin.

La pareja se divorció en 1953 y De Havilland se casó más tarde con el periodista francés Pierre Galante, con el que tuvo una hija, Giselle, en 1956. También se divorciaron, pero cuando Galante cae enfermo ella se ocupó de su ex marido hasta que falleció y desde entonces vive en la capital francesa.

afp/r3



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Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

AFP

Por: AFP

hace 6 días

Miedo en la frontera entre México-EU por los aranceles de Trump

En su camión cargado con vehículos Toyota, Raúl Hernández hace fila al amanecer para cruzar la frontera entre México y Estados Unidos, preocupado por los aranceles que anunciará el presidente estadounidense, Donald Trump.

Si Trump sigue adelante con su plan para imponer estos impuestos aduaneros y obligar a las empresas a mover su producción a Estados Unidos, muchos trabajadores en México van a sufrir, dice.

«Va a dejar mucha gente sin trabajo aquí», asegura este conductor de 37 años a la AFP, mientras espera en la cola para pasar a la vecina San Diego desde Tijuana.

Las fábricas que operan empresas extranjeras son vitales para la economía de ciudades fronterizas como Tijuana y sus miles de trabajadores, señala Hernández.

Muchos puestos de trabajo dependen de las exportaciones a Estados Unidos. «Si las plantas paran por los aranceles sí perjudica a México, perjudica a la ciudadanía mexicana».

Detrás de él, en la fila de camiones, Omar Zepeda también transporta camionetas Toyota Tacoma desde una planta cercana de esa armadora japonesa.

Al igual que Hernández, Zepeda está nervioso por el impacto de los aranceles.

«Va a bajar bastante el trabajo con nosotros, porque va a subir el producto (de precio) y va a haber menos compras», prevé este conductor de 40 años.

«Viene algo difícil»

Las ciudades industriales del norte de México albergan miles de fábricas gracias a beneficios fiscales y al acuerdo de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC).

La mayor parte de las familias en Tijuana trabajan en «el transporte y la mano de obra», apunta Zepeda.

«La verdad está muy difícil lo que viene», asegura.

El gobierno de la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, también reconoce esa incertidumbre. Ha optado por esperar a conocer los aranceles de Trump antes de anunciar un plan económico «integral» para hacer frente a esta nueva amenaza.

Durante su descanso en una planta de Toyota a las afueras de Tijuana, Apolos Velas dijo que estos gravámenes darían un golpe brutal a la ciudad.

«Mucha gente se va a quedar sin trabajo», dice.

Ojo por ojo

En Tijuana, donde la pobreza y el crimen no dan tregua, no solo los empleados de fábricas y del transporte dependen de los miles de millones de dólares del intercambio comercial entre México y Estados Unidos.

Charito Moreno, quien vende burritos a los camioneros en un puesto junto a la barda fronteriza, dice que los aranceles lastimarían a toda Tijuana si las plantas despiden trabajadores.

«Toda la gente depende de esas empresas», afirma esta mujer de 44 años.

Si las compañías acuden al llamado de Trump para mover su producción a Estados Unidos, «sería muy trágico para Tijuana porque pues mucho trabajador se quedaría sin empleo», dice.

Al salir de un camión que lleva equipo para albercas a Estados Unidos, Antonio Valdez dijo que ahora los transportistas tienen más papeleo que entregar.

«Un trámite salía en una hora. Ahorita tardan todo el día en hacer el cálculo y el pago de impuestos» ya vigentes, dice, tras comprar un burrito y seguir su camino hacia Estados Unidos.

Aunque Sheinbaum ha descartado una respuesta del tipo «ojo por ojo, diente por diente», el camionero Alejandro Espinoza cree que México debe responder a Estados Unidos donde duele. Si imponen aranceles, «ya no les vamos a mandar aguacates. A ver cómo le hacen», dijo sonriendo.

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