MÉXICO.- La escalada de protestas en los últimos días en México, especialmente en Oaxaca, donde el domingo pasado murieron 9 personas, una de ellas precisamente un fotógrafo de prensa, ha reafirmado el hecho de que los periodistas, siguen siendo las víctimas colaterales de este tipo de acontecimientos.
Las agresiones a este gremio quedaron en segundo plano en vista de que todos los reflectores públicos se enfocaron en los disturbios, bloqueos, enfrentamientos y la creciente escasez de víveres, especialmente la leche que el gobierno distribuye a personas pobres.
En apenas una semana, dos reporteros fueron asesinados, dos más secuestrados y un columnista fue amenazado, la mayoría de los casos en el estado de Oaxaca, escenario principal de la turbulencia política y social que castiga al país detonada por una rebelión de maestros apoyada por grupos aliados.
En Juchitán, hombres encapuchados que supuestamente simpatizan con miembros del ala radical del gremio de docentes, asesinaron desde una moto en movimiento al reportero gráfico Elidio Ramos, del periódico El Sur, de Oaxaca, previamente amenazado por grupos de choque infiltrados en las protestas. Elpidio sufrió dos disparos en la cabeza fuera de una tienda aparentemente por tomar fotos de los actos de vandalismo perpetrados por algunos de los piqueteros, entre los que se sospecha existen integrantes del grupo rebelde Ejército Popular Revolucionario (EPR), surgido hace 20 años en el sur del país.
En Nochixtlán, en el mismo municipio de Juchitán, en el Istmo de Tehuantepec, la franja más angosta del territorio mexicano, donde ocurrieron las muertes, fueron secuestrados los reporteros de la cadena Televisión Azteca, Fernando Albarrán y Pedro Cortés.
Los plagiarios exigían la red les abriera espacios para difundir un manifiesto sobre el movimiento de docentes, pero el director de la empresa, principal competidora de Televisa, Benjamín Salinas, se negó a aceptarlo.
Ante ello, los captores amenazaron con quemar vivos a los periodistas, pero al final, fueron liberados sanos y salvos. Muy lejos de Oaxaca, principal escenario de la rebelión de docentes, otra comunicadora, Zamira Bautista, fue asesinada el lunes pasado en Ciudad Victoria, capital del estado de Tamaulipas, otro de los epicentros de la violencia en México, cuando se disponía a ir a su trabajo. Un grupo de hombres armados le disparó a la reportera de los periódicos El Mercurio y La Verdad de Victoria.
Una cantidad importante de comunicadores, ha reprochado que sólo se esté dando importancia a los conflictos magisteriales.
En medio de este silencio ensordecedor, la única entidad que alzó su voz hasta ahora fue la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, que condenó los asesinatos de los periodistas Elidio Ramos y Zamira Bautista.
Hasta ahora, recordó la comisión, suman nueve los periodistas asesinados en el primer semestre de este año en México, lo que a su juicio «resulta alarmante para el libre ejercicio de la libertad de prensa». Ninguna otra organización se ha pronunciado sobre estos actos, a pesar de que habitualmente suelen hacerlo en ataques contra periodistas, aunque la organización Artículo 19 sí se pronunció contra la «represión en Oaxaca».
jcrh