LONDRES, INGLATERRA.- Los primeros informes, señalan que la opción de permanecer en la Unión Europea (UE) se puso al frente, mientras el Brexit se aleja.

Según encuesta llevada a cabo por YouGov, difundida por SkyNews al cierre de los centros de votación, dio al frente del «sí» (Remain) el 52%, y al del ‘no’ (Leave) el 48%. El margen de error sugería a todos prudencia, pero los mercados sellaron el resultado cuando la esterlina se disparó, al máximo desde hace meses sobre el dólar.

La afluencia, pese a las condiciones meteorológicas, fue masiva: más del 83%, según estimaciones de SkyNews. Para el premier conservador, David Cameron, el hombre que convocó esta consulta a menos de dos años de la otra sobre la independencia de Escocia, fue el día más largo: en juego no estaba solo su lugar en los libros de historia sino también su honor y, salvo sorpresas, algún año más en Downing Street.

Su primera reacción fue liberatoria: «Gracias a todos aquellos que han votado para mantener el Reino Unido más fuerte, más seguro, estará mejor en Europa», escribió en Twitter.

Para los euro-escépticos de su partido, encabezados por el ambicioso ex alcalde de Londres, Boris Johnson, y por el tribuno populista del UKIP, Nigel Farage, ha sido una partida política que quizás tenga prórroga. Pero seguro también una ocasión de esas que normalmente pasan solo una vez en la vida. Una ocasión que de hecho Farage ya ha reconocido como perdida, agradeciendo a través de Twitter a quienes votaron por salir de la UE.

Otro sondeo, el de Ipsos Mori, dio ya con las urnas cerradas un porcentaje aún superior: 54% a favor de seguir en la UE y 46% a favor de salir.

El resultado oficial de todos modos no llegará hasta este viernes por la mañana, desde el ayuntamiento de Manchester, como anunció la presidenta de la Comisión electoral del reino, Jenny Watson.

Esta jornada, ha sido un conflicto de visiones que se vio nutrido de intereses, golpes bajos y argumentos que apelaban a los instintos primarios, especialmente sobre la cuestión migratoria, en una campaña que ha dividido al país y desatado en el partido Conservador una suerte de guerra civil intestina.

Pero ha sido también un choque de ideales y de apuestas políticas, más allá de los aspectos más envenenados de una campaña marcada en los últimos días por un homicidio político, el asesinato del primer diputado británico desde la época del IRA en 1990.

La víctima fue la diputada laborista Jo Cox, ferviente defensora de los inmigrantes y de la integración europea, que fue baleada y apuñalada por un extremista de derechas en el Yorkshire hace una semana.

jcrh