Este 15 de abril, Michael Hohl y Amber Maxwell querían viajar a Costa Rica un avión de United Airlines para casarse en ese país latinoamericano, pero fueron obligados a abandonar el aparato antes de despegar.
Cuando la pareja abordó encontraron a otro pasajero que dormía en los asientos que les correspondían y se sentaron en otros lugares que estaban disponibles. Los perjudicados estimaron que no era gran problema porque «no intentamos pasar a una butaca de primera clase», sino que tres filas hacia delante.
Sin embargo, se trataba de una ubicación un poco más cara.
Los integrantes de esta pareja sugirieron pagar la diferencia, la tripulación le negó esa posibilidad y llamó a un alguacil para que los sacara del avión, a lo que accedieron sin provocar incidentes.
La compañía aérea aseguró que estos pasajeros intentaron «de manera repetida» sentarse en asientos más caros por los que no habían pagado y no regresaron a sus lugares correspondientes, como les indicó el personal del avión: ofreció a los damnificados una estancia con descuento en un hotel para la noche del sábado y los reubicó en un avión al día siguiente.
Con información de agencias.