Con los desastrosos resultados del pasado domingo para diputados de la Asamblea Constituyente , la presidenta del PRI CDMX, Mariana Moguel Robles, debe de cambiar de estrategia política.
Se esperaba que con su nombramiento iniciara un nuevo tiempo de unidad, sustentada en la conciliación, la inclusión y la corresponsabilidad, con una militancia comprometida y con ánimo de triunfo.
Los nuevos dirigentes en lugar de hacer política con un claro sentido de unidad, para fortalecer al partido y reposicionarlo en la capital de la República , se dedicaron a dividir el partido y tener confrontaciones con las verdaderas personas que trabajan.
Lejos de debatir y construir, sin descuidar los derechos de nadie y la inclusión, innovador y creativo, con una mentalidad y estrategia para ganar, se dedicaron a la confrontación y los resultados de las elecciones del cinco de junio son claro ejemplo.
Supuestamente el cambio de dirigencia significará también un cambio de actitud en el partido, con un claro espíritu democrático, y hasta el momento hay desunión con una política irresponsable
Al inicio de las campañas, los delegados comunicaron a los organizadores del PRI, que necesitaban apoyo para sacar adelante al partido, pero que lo tenían que hacer sin recibir ninguna ayuda económica y que deberían de llevar 100 personas cada uno a votar a favor del partido.
Supuestamente lo anterior fue una orden de Mariana Moguel, y también que firmaran un documento donde se comprometían de apoyar dándoles de comer a los integrantes de los cuadro.
Con estas acciones la gente decidió no apoyar al PRI, sino todo lo contrario, demostrar que las bases son las que trabajan y nunca reciben ayuda política y económica, y decidieron ir en contra del partido.
Los resultados son prueba de que la gente no está dispuesta a que se le utilice y los organizadores se queden con todo.
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