CUAUTITÁN, ESTADO DE MÉXICO.- Para conocer el origen de cuatro enfermedades cardiovasculares: hipertensión arterial, infarto al miocardio e insuficiencia y arritmia cardiacas, un grupo de expertos de la UNAM, encabezados por Luisa Martínez Aguilar, del Laboratorio de Farmacología del Miocardio de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Cuautitlán, utilizan biomarcadores a nivel molecular.
Estudios epidemiológicos han estimado que para 2020 estos padecimientos causarán unos 25 millones de muertes en el mundo, cifra que se extenderá para el 2030.
Desde la década de 1990, Martínez participa en un proyecto que busca el origen de estos males y ha comprobado que diversos compuestos tienen efectos benéficos en dichas afecciones.
Este trabajo tiene dos ejes: el estudio molecular y celular de varios compuestos que han sido desarrollados en la FES, y el análisis del sistema renina-angiotensina, que genera las enfermedades mencionadas y que está presente en cada una de ellas, aunque con ciertas particularidades.
Su relevancia consiste en su innovación y finalidad: ser una solución viable, pues en el mercado no hay algún compuesto eficiente para su tratamiento ni un conocimiento acertado sobre su origen o evolución.
En México aún no hay fármacos que mejoren el ritmo cardiaco en insuficiencia e infarto; de hecho, hay mortalidad posinfarto pues no se ha elaborado uno que sea efectivo para esas arritmias que se generan por la necrosis o muerte celular de una parte del corazón.”
Esa etapa es punto de partida en el avance de los consecuentes males cardiovasculares, que progresan gradualmente hasta producir un infarto e insuficiencia cardiaca, proceso en el que las arritmias permanecen como un problema constante, remarcó.
El sistema renina-angiotensina se encuentra presente en cada fase de evolución; su singularidad es su conformación molecular: lo integran varios péptidos que, por sus características y por estar en contacto con otras vías, logran proteger al corazón, punto de partida de la indagación, que pretende determinar cuáles son los marcadores de daño y cuáles de protección.
Uno de los péptidos es la angiotensina, que no permite el crecimiento del corazón y ha demostrado tener efectos vasodilatadores, resaltó Martínez Aguilar.
En el estudio (en el que también participan Jazmín Flores Monroy, Diego Lezama Martínez y Raúl Sampieri Cabrera, todos egresados de la FES Cuautitlán) se experimenta con especies animales como principal fuente de investigación e identificación del sistema renina-angiotensina, así como de los biomarcadores que lo conforman.
Determinar la función de los péptidos definirá cómo un marcador particular evoluciona en cada enfermedad, enfatizó.
El estudio busca también ser una fuente de información de diagnóstico para el paciente, adecuada a su etapa de padecimiento, además de que a partir del conocimiento de los marcadores de daño o protección será posible conocer las causas que propician las afecciones cardiovasculares.
Tras año y medio de trabajo, el equipo de Martínez ha comprobado que un marcador de daño se relaciona con la interacción de receptores AT1, lo que implica que la acción de la angiotensina II en la interacción de un receptor como el AT1 es perjudicial en estos cuatro males.
En contraste, en la acción de bloquear ese receptor, la expresión del AT2 presenta efectos de protección, como el no crecimiento de corazón ni producción de arritmias, generando además que otras vías metabólicas originen productos protectores que potencian ese efecto benéfico.
Se pretende dar seguimiento a los péptidos del sistema renina-angiotensina para saber qué hace que un péptido sea dañino o protector. Esto se basa en la recomendación de la industria para ofrecer al paciente un tratamiento óptimo, para lo que se busca la creación de un kit de diagnóstico que determine la evolución de los males cardiovasculares o el control de los mismos.
con información de la UNAM
jcrh