GINEBRA, – Los dos cuerpos independientes más grandes del sistema de derechos humanos de Naciones Unidas, expresan su profunda preocupación sobre el futuro de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que enfrenta una crisis financiera que pone en riesgo su existencia.
El Comité de coordinación de Procedimientos Especiales y los Presidentes de los Órganos de Tratados de derechos humanos exhortan a todos los gobiernos y otros actores de derechos humanos en las Américas a asignar los fondos necesarios para salvar uno de los organismos regionales de derechos humanos de mayor prestigio.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos está en crisis, en una profunda crisis financiera. Una crisis tan aguda que ha llevado la suspensión de todas las visitas y las sesiones planificadas para el resto del año.
Además, 40 por ciento de los contratos de su personal en Washington no podrán ser renovados a fines de julio, a menos que se reciban los fondos correspondientes o promesas de donaciones antes del 15 de junio.
Inevitablemente, medidas drásticas como las mencionadas ponen en riesgo la capacidad de la Comisión para implementar su mandato de manera efectiva e independiente.
Si no se encuentran soluciones urgentes, el impacto negativo para las víctimas, los peticionarios y la sociedad civil en su conjunto, así como para la situación de derechos humanos en la región, será imposible de calcular.
La CIDH es uno de los más antiguos órganos regionales de derechos humanos. A través de los años se ha convertido en un mecanismo sólido de protección de decenas de miles de individuos frente a violaciones de derechos humanos. La Comisión ha guiado de manera invalorable a los Estados de la región con el fin de fortalecer la promoción y protección de derechos humanos.
Todo esto no tiene equivalente en términos monetarios. Los Estados deberían valorar mucho más la contribución que ha hecho la Comisión a lo largo de décadas, que la cifra necesaria para evitar su debilitamiento.
La crisis de la CIDH no solo afecta negativamente a la región interamericana, sino que también tiene un impacto en otros sistemas que han desarrollado lazos de cooperación con la CIDH a lo largo de los años, en especial otros sistemas y órganos de protección de derechos humanos a nivel regional e internacional.
La CIDH es un socio muy respetado y valorado por los mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas, en especial los Procedimientos Especiales y los Órganos de Tratados. Los mecanismos de derechos humanos de Naciones Unidas se han inspirado en el trabajo progresista e innovador de la Comisión y en su tesonero compromiso con la promoción y protección de los derechos humanos en la región.
El siglo veintiuno debería caracterizarse por un fuerte apoyo por parte de los Estados, organizaciones regionales y universales a los órganos internacionales dedicados a la protección de los derechos humanos, incluyendo la provisión de recursos humanos y materiales suficientes para el cumplimiento efectivo de sus mandatos. Ninguna razón presupuestaria puede justificar el debilitamiento de mecanismos internacionales o regionales que monitorean derechos humanos.
Un mecanismo regional de derechos humanos fuerte e independiente es un aliado clave para el sistema de derechos humanos de Naciones Unidas. El simple hecho de que la CIDH esté amenazada en su capacidad de cumplir con su mandato y función por una crisis financiera resulta inaceptable.
Exhortamos a todos los Estados a presentar sus donaciones y contribuciones financieras urgentemente, asegurando sin condiciones los fondos necesarios para el funcionamiento de la CIDH y garantizando que pueda retomar sus actividades para beneficio de la región, en cumplimiento de sus obligaciones regionales e internacionales de derechos humanos. También hacemos un llamado a otros actores relevantes para que apoyen financieramente a la Comisión.
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