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Roma se ha vuelto terreno de negocios para todas las mafias italianas

Roma se ha vuelto terreno de negocios para todas las mafias italianas

Roma.- Demasiado grande para ser controlada por una sola mafia, la capital de Italia es terreno de conquista de las viejas y nuevas organizaciones criminales de este país europeo, las cuales hacen negocios a la sombra de la cúpula de San Pedro.

“En Roma no hay asesinados porque aquí está el dinero para todos y no hay necesidad de matarse”, reconoció el fiscal en jefe de Roma, Giuseppe Pignatone, al presentar recientemente un reporte de la Universidad LUISS sobre legalidad y economía.

El último episodio que ejemplifica esta situación ocurrió la víspera, cuando la policía arrestó a nueve personas de la Ndrangheta (la mafia calabresa), la Camorra (la mafia napolitana) y el clan Casamonica (un grupo criminal romano) que habían firmado una “pax mafiosa” en nombre del “business” (negocio).



Los agentes confiscaron además bienes por 25 millones de euros (unos 28 millones de dólares), entre ellos 10 inmuebles, 43 cuotas societarias, 45 microempresas, 30 vehículos y 70 cuentas bancarias.

En la lista de los negocios clausurados figuraron un restaurante y dos bares en el Borgo Pio, la vía del Mascherino y Porta Angelica, todos ubicados a unos pasos de la Ciudad del Vaticano.

Oficialmente a nombre de ciudadanos chinos, en realidad esos locales formaban parte del patrimonio de la Ndrangheta, según documentó el decreto de confiscación firmado por los jueces Guglielmo Muntoni, Franca Amadori y Marco Patarnello.

Según el documento, los diferentes grupos criminales habían firmado un acuerdo mediante el cual cada uno “aceptaba y de alguna manera reconocía el territorio de competencia del otro y, al mismo tiempo, no desdeñaba aliarse cuando había negocios grandes y rentables para todos”.



Los jueces detectaron una serie de extrañas alianzas, mediante las cuales el “capo” ndranghetista Francesco Filippone podía contar con una extensa red de hombres de confianza listos para abastecer de cocaína al clan Casamonica, que a su vez la vendía por toda la ciudad.

“Los individuos investigados tenían desde fines de los años 90 la tarea de invertir en actividades empresariales los notables ingresos fruto de tráficos ilegales obtenidos en el territorio de origen”, señaló la ordenanza de arresto.

Indicó que la carrera empresarial de los ndranghetistas los llevó a “colonizar en breve tiempo la zona en torno al Vaticano”.

Así como a establecer alianzas tanto con los grupos criminales locales, como con el clan Casalesi, el más poderoso de la Camorra, para erigir una “joint venture criminal dedicada al tráfico de cocaína”.

Roma “tiene una extensión territorial demasiado grande para ser controlada por un solo clan y el dinero en circulación es mucho, suficente para todos y suficiente para evitar las matanzas que, en cambio, han caracterizado a las mafias del sur”, dijo Pignatone.

El fiscal explicó que en la capital italiana “hay un componente económico específico, por lo que es más fácil, respecto a Locri (Calabria) o Corleono (Sicilia), esconder millones de euros”.

Uno de los sectores favoritos de la criminalidad organizada en la llamada “ciudad eterna” es el de los restaurantes, como lo demuestran las frecuentes clausuras de ese tipo de locales por parte de las fuerzas del orden.

El pasado 5 de mayo, la policía confiscó bienes por 80 millones de euros (unos 90 millones de dólares) a cuatro emprearios vinculados con la Camorra, para la cual “lavaban” dinero a través de una cadena de pizzerías.

Según la asociación antimafia Libera, los restaurantes son desde hace algunos años la nueva frontera de inversiones de la Ndrangheta y solamente al clan Álvaro de esa organización criminal le han sido confiscados 16 negocios del ramo restaurantero.

La lista de restaurantes intervenidos por infiltración mafiosa es interminable e incluye al célebre Café de París, en la Vía Veneto; a “Er Faciolaro” y “La Rotonda”, prácticamente enfrente del Pantheon.

Así como al “Caffe Chigi”, ubicado al lado del Palacio de Gobierno, o al “Gran Hotel Gianicolo”, entre muchos otros.

“Desde hace unos 15 años la mafias han comenzado a lavar dinero en Roma, sobre todo en el sector terciario”, reconoció el fiscal Giuseppe Cascini.

Pero la infiltración mafiosa ha llegado a los más altos niveles, como demostró la operación Mafia Capital, que en diciembre de 2014 reveló una red criminal en el ayuntamiento que acaparaba los mejores contratos de obras públicas y robaba hasta el dinero para construir centros para refugiados.

Dirigido por el exterrorista de extrema derecha Massimo Carminati y el empresario Salvatore Buzzi (ambos encarcelados), el grupo tenía en su nómina a decenas de políticos y funcionarios municipales y fue bautizado por la fiscalía romana como la “quinta mafia italiana”.

El problema de la infiltración criminal en la política llevó a la presidenta de la comisión parlamentaria antimafia, Rosy Bindi, a anunciar que todas las listas de candidatos para las elecciones administrativas del 5 de junio próximo, de las que saldrá el nuevo alcalde de Roma, serán “revisadas con lupa” por ese órgano.

aegm.

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