MÁRTIR DE CUILAPAN, GRO.- Conservar los árboles y realizar rituales para que sus tierras produzcan mejores cosechas es parte de la tradición que los indígenas náhuatl de la localidad de Tlamamacan, mantienen.
En esta comunidad, ubicada en los márgenes del río Balsas y rodeado de montañas, donde se registran temperaturas que llegan hasta los 37 y 38 grados, los habitantes para preservar sus árboles y evitar la deforestación colocan letreros que prohíben cortarlos, tirar aceites a la orilla del río y cuidar la fauna silvestre.
Asimismo, en la comunidad de Tlamamacan, más de seis manantiales son conservados por los pobladores indígenas para evitar su contaminación, principalmente durante la temporada de sequía.
Flores Allende Montiel, habitante de la comunidad de Tlamamacan y director de Asuntos Indígenas del ayuntamiento de Mártir de Cuilapan, dijo que los pobladores cuidan su entorno natural como árboles, ríos, manantiales y pozos naturales de agua, porque de ahí se abastecen.
Señaló que los indígenas incluso utilizan agua de manantial para preparar los frijoles y toda clase de comida y lo hacen para sustituir la sal. “A los frijoles por ejemplo no se le echa sal porque el agua de los manantiales ya tiene salina”, indicó.
Lamentó que a veces las autoridades no se sensibilicen, porque en la actualidad los ríos son contaminados por descargas de drenaje y las comunidades indígenas que viven de lo que les da la Madre Tierra se ven afectados. Flores Allende, quien también es traductor de la lengua náhuatl, informó que por iniciativa de las comunidades tratan de cuidar los árboles que ya existen y rodean sus comunidades, principalmente los que se utilizan como medicina alternativa.
“Por iniciativa de las comunidades tratamos de conservar los árboles que ya existen y no los cortamos porque para nosotros eso ayuda a conservar los manantiales y esos árboles los conservamos poniéndole letreros para que la gente ya no los corte indiscriminadamente”, mencionó.
Y en caso de que se corte uno para utilizarlo y cercar un terreno, sólo se corta la mitad para que siga retoñando. En la comunidad de Tlamamacan, a una hora y media en carretera del municipio de Chilpancingo, se cuidan mucho los árboles medicinales y no se cortan, sólo se raspa su corteza o se cortan las hojas que se van a utilizar.
Comentó que los indígenas valoran más la naturaleza y preservan un árbol y más aún cuando es medicinal, porque es sagrado.
“Los indígenas no cortan los árboles y menos los medicinales, porque para ellos es vida y es algo que es muy valioso y sagrado, porque de ahí depende para cuidar su salud y las enfermedades”, dijo. En esta comunidad, con más de mil 500 habitantes, las mujeres, hombres y niños se siguen curando sus padecimientos con la medicina tradicional a base de más de 100 plantas y árboles medicinales, como flores, hojas, tallo y frutas.
“Más de 100 plantas más comunes, pero hay más de mil y nosotros ya los conocemos de vista…en esta comunidad de Tlamamacan es donde existe mucha variedad de planta medicinal”, mencionó.
Para Flores Allende, en las comunidades indígenas como Tlamamacan las personas que necesitan curarse de alguna enfermedad, ante la falta de un médico en los centros de salud, acuden con los tradicionales curanderos, quienes se encargan de dar la dosis adecuada.
A pesar de que existe la medicina moderna o científica, señaló que las personas se siguen curando con las plantas medicinales porque para ellos es mucho mejor, le tienen más confianza y no causa efectos secundarios ni adicción. Durante el trayecto para llegar a la comunidad, por un difícil camino de terracería, Flores Allende explicó el nombre que tiene cada árbol en náhuatl y para qué tipo de enfermedades son utilizados.
Indicó que problemas como fiebre, dolores musculares, empacho, heridas, anemia, diabetes, espanto, empacho, problemas del corazón, tristeza, parásitos, dolor de estómago, dolor de cabeza, diarrea, resfriado y piquete de alacrán, entre otros, son una de varias enfermedades que curan.
Recordó que él incluso ha tomado plantas medicinales, como es el caso de la hoja que le llaman Copalchi, que se usa para la diabetes. La diabetes es una de las enfermedades que más se presenta entre los habitantes de Tlamamacan porque, aseguró, que consumen mucho refresco y han dejado de tomar aguas frescas de fruta.
Relató que incluso él acudió a una clínica particular para hacerse un chequeo médico y le dijeron que tenía 350 de glucosa y que ya era una persona diabética.
Dijo que llegando a su pueblo se fue a buscar las hojas del árbol Copalchi y una curandera que en náhuatl se le dice “ Tepajtijketl” y que significa “la persona que cura”, le dio la dosis indicada, por lo que se tomó una tasa diaria durante 15 días y después el médico general le comentó ya estaba bien y no tenía problema de diabetes.
“Tiene que ser alguien que conozca esas hierbas porque hay gente que si las conoce pero no sabe combinar, tenemos que ir con esa persona indicada”, mencionó.
Flores Allende corta la hoja de Copalchi de un árbol que está a la orilla del río Balsas y explicó que así como ese árbsto hay otro como Cuauhtecomate o Cirián que se le da en té a las mujeres que acaban de tener bebés para que se limpie su matriz y evitar que tengan sangrado.
En cuanto al palo de Brasil, las varas de este árbol se cortan y se ocupan como té o agua de uso para limpiar los riñones, pero antes hay que hervirla en agua caliente. El árbol de Tzinacancuahutle, que en español se le llama “Pata de Cabra”, se usa para evitar moretones en el cuerpo por los golpes.
Durante el trayecto, muestra el árbol del lináloe que se ocupa para hacer las famosas cajitas de Olinalá, pero señaló que ellos no lo cortan y mejor lo conservan. También muestra el árbol de kohuxiotl, que antes se utilizaba para fabricar cerillos y dijo que, de acuerdo con la zona donde esté plantado, cambia su color y puede ser rojo o verde.
Otro árbol es el copal, donde se saca precisamente el copal para el incienso; la planta de tlachpanhuastle, que cura la diarrea; la planta de tepetlacotl, remedio para los granos de la piel. Comentó que los pobladores para sembrar sus hortalizas y flores como el girasol, flor de cempasúchil y albahaca, en otros, utilizan abono natural y son más provechosos los alimentos que existen en esa comunidad.
Además de que los indígenas comen las mismas hierbas que ellos siembran como el huazontle, calabazas, tomate y chiles, entre otros productos, y los combinan con pescado que sacan del río balsas. Asimismo explicó que el árbol para la tristeza y depresión que utilizan se llama cohuizquitl y en español se llama coromoro y también se puede usar para bajar la temperatura, pero combinándolo con epazote.
Refirió que para los parásitos también se usa el epazote combinado con la hoja de guayaba y se le da a tomar a la persona.
En la comunidad de Tlamamacan, donde los pobladores se dedican a la artesanía, agricultura y pesca, vive la señora Juana Allende Montiel, de 63 años de edad, quién habla poco español y ella es la “tepajtijketl” y que significa en español “la persona que cura”.
Desde hace 20 años se dedica a curar a personas enfermas, lo aprendió de su padres y dice que curar a personas enfermas con hierbas medicinales es un don que Dios le dio, por lo que a veces no cobra la atención al curar al paciente. Sin embargo, las personas en agradecimiento le regalan un plato de comida, un refresco o lo que ellos deseen.
En su lengua náhuatl y con ayuda del traductor, Flores Allende señaló que a la semana recibe entre cinco a seis personas enfermas de temperatura, diabetes o con problemas de diarrea, resfriado o aquellos que sufrieron piquetes de alacrán en esta temporada de calor.
Dijo que las plantas o tallos que se utiliza para curar las diferentes enfermedades de sus pacientes, las tiene que buscar al campo donde a veces pierde todo un día y sólo en ese caso llega a cobrar 100 pesos por la búsqueda, debido a que ella es la experta.
Además de que hay árboles que no están cerca del pueblo y tiene que caminar hasta dos o cuatro horas.
Doña Juana mencionó que cuando un paciente tiene temperatura, ella muele en el metate la hoja de epazote y lo combina con hoja de limón para después hervirlo y pide a sus pacientes que se bañen para disminuir la temperatura. Detalló que la hoja de tepospajtle la utiliza para curar dolor de hueso; la hoja de chicalín para desinflamar el vientre.
El huizache también se usa para curar la temperatura y del árbol de lináloe, que se utiliza para hacer las cajitas de Olinalá, sus ramas, corteza y hojas se hierven y se baña a la persona que sufrió una picadura de alacrán.
Durante el camino, Flores Allende muestra el árbol que se llama Palo de Sangre y que en náhuatl lo conocen como “Cuahuyestle”, que se utiliza para el estrés o quitar el dolor de cabeza, la anemia y también para curar los granos o fuegos de la boca. Con una llave empieza a tallar y saca un poco de madera que se pone de color rojo para echarla posteriormente en un poco de agua y esperar a que su color cambie para beberla.
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