CIUDAD DE MÉXICO.- Con la extinción de las dependencias gubernamentales vinculadas al campo, como Conasupo, Conafrut, Banrural, Pronase y Fertimex (que en la década de los 80 producía el 70 por ciento de los fertilizantes, pero ahora se importa el cien por ciento con un costo de de 90 mil millones de pesos anuales), comenzó el desmantelamiento del campo.
Desde hace 30 años, el campo mexicano enfrenta desmantelamiento y abandono, al grado de que el 80 por ciento de las empresas paraestatales dedicadas al campo desaparecieron y los jóvenes ya no encuentran oportunidad de desarrollo en el sector rural, expresó Raúl Nieto Ángel, investigador de la Universidad Autónoma de Chapingo.
De acuerdo, con el docente se requiere impulsar el desarrollo del campo a través de planes y programas eficientes, que lleven a México a ser autosuficiente en la producción de alimentos. El doctor en fisiología de frutales refirió, a manera de ejemplo de la merma en la producción de alimentos, que actualmente se importa el 80 por ciento de las frutas de clima templado-frío (manzana, durazno, pera, chabacano), el 90 por ciento del higo, el 45 por ciento del maíz, el 35 por ciento del trigo y el 98 por ciento de las oleaginosas.
“El campo está en pleno abandono. Existen programas de gobierno para apoyo al campo, pero no beneficia a los que más lo requieren”, dijo.
Del total de la población rural que existe en México, destacó Nieto Ángel, el 5 por ciento es empresarial, el 12 por ciento está en etapa de transición entre productor y comercializador; y ese 17 por ciento tiene acceso a la mayoría de los programas gubernamentales de apoyo al campo. El 83 por ciento “está en pleno abandono” y apenas si tiene acceso a los programas 70 y más y Prospera.
En tanto, Mely Romero Celis, subsecretaria de Desarrollo Rural de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), señaló que uno de los principales retos es impulsar a los jóvenes a producir en el campo y ser autosuficientes.
Esto, dijo, se logrará con nuevos esquemas para que los jóvenes no sólo trabajen la tierra, sino comercialicen sus productos, que derive en una atractiva oportunidad de negocio.
De acuerdo con la Encuesta Nacional Agropecuaria 2014, realizada por el INEGI, el 76.3 por ciento de los productores agropecuarios son mayores de 46 años de edad; de ese porcentaje, el 40.5 por ciento de los productores del campo tienen más de 60 años, y el crecimiento en la participación de los productores de más de 85 años fue de 40 por ciento entre 2012 y 2014.
Romero Celis señaló que para frenar el envejecimiento del campo, se busca fortalecer la producción en el campo con la participación de los jóvenes, para que sean emprendedores y autosuficientes con la producción y comercialización.
jcrh