En muchas ocasiones nuestra falta de cultura del ahorro o simplemente una mala racha económica nos hace sacar las joyas de la abuelita para llevarlas a una casa de empeño.
Y es que siempre que caemos en una situación similar, la pena de que alguien nos vea entrando a esos lugares tiene que ver mucho con los mitos arraigados desde épocas pasadas, pues las casas de empeño eran sólo para la gente pobre, y cuando alguien pudiente era visto ahí «era el escándalo».
Pero como en la actualidad todos somos pobres la verdad entrar y salir de ahí es lo más normal del mundo.
Aquí te damos unos consejos para que logres recuperar tus cosas lo antes posible y para elegir tu mejor opción de empeño.
– Antes de dejar tus prendas empeñadas en el local de la esquina, cotiza diferentes opciones y verifica cuál te da más dinero y con el menor interés.
– Siempre revisa la tasa de interés anualizada que te están ofreciendo, algunas casas de empeño manejan tasas muy elevadas.
– Pregunta por el porcentaje de avalúo que te prestan. Es obligación de la casa de empeño informarte claramente antes de firmar el contrato.
– Lee con atención los términos y condiciones en caso de no recuperar tu prenda y sea vendida, la casa de empeño debe darte la diferencia entre el valor de venta y el costo de la pertenencia.
– Pregunta sobre los refrendos. Es decir, a cuántas renovaciones tienes derecho y el aumento del plazo establecido para recuperar tu prenda.