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El desarrollo económico y las elecciones

El desarrollo económico y las elecciones

Benito Solís Mendoza*

Los partidos políticos están definiendo sus procesos internos a fin de seleccionar a sus candidatos para las elecciones legislativas y ejecutivas de mitad del próximo año. Los medios de comunicación dan a conocer las reuniones y los procesos que permiten avanzar en estas selecciones de los precandidatos, ya sea un frente de partidos, alianzas de otros o nombramientos de funcionarios que responden a uno u otro grupo. Sin embargo, se le da muy poca importancia a la capacidad y experiencia de las distintas personas, como si esto fuera irrelevante. Se enfatizan más temas como rumores, ataques personales o agresiones de los diversos candidatos que dar a conocer los logros de los diversos candidatos.

Los ciudadanos elegiremos a distintos funcionarios y legisladores responsables de tomar decisiones que impactarán la vida de millones de personas, pero que con frecuencia tienen mínima o nula experiencia en sus nuevas actividades. Los ciudadanos otorgaremos responsabilidades a personas de las cuales ignoramos sus habilidades para desempeñar las labores que les encargaremos.



Sorprende que para otorgar estas importantes trabajos desconozcamos las características, estudios y relaciones de quienes nos van a gobernar. Es común que la mayoría de los ciudadanos ignoren incluso el nombre, antecedentes y estudios del diputado o senador, jefe delegacional o presidente municipal e incluso presidente de la república por el que emitirán su voto el día de la elección.

Para contratar a una empleada doméstica, a un chofer o mozo, a un mensajero y en general a cualquier empleado, así como para llevar nuestro auto a un mecánico somos muy cuidadosos en conocer sus antecedentes así como averiguar recomendaciones y referencias y así saber a quién le confiamos nuestros bienes y familia. Sin embargo para otorgar nuestro voto a quien le encargaremos nuestro país lo hacemos sin estar conscientes de la gran responsabilidad e impacto que sus acciones provocarán en nuestra vida y en nuestra familia.

Lo anterior me recuerda la analogía que compara la elección de un presidente a la decisión de escoger al piloto de un avión por medio de una elección entre los pasajeros. Sería absurdo que unos votaran por la persona más simpática para que manejara la aeronave o que otros lo hagan por quien prometiera comida y bebidas gratis. Tampoco tendría sentido que se eligiera a un actor porque actuó en una película como piloto o que se seleccionara al que consideran el más guapo o bonita en el avión. Lo relevante sería seleccionar a quien sepa pilotear y tenga más horas de vuelo, lo demás es lo de menos, ya que nuestra vida estaría en riesgo se tomáramos una mala decisión.

Sin embargo, pilotear un avión es mucho menos difícil que gobernar un país, ya que este último tiene que tomar miles de decisiones diarias con impacto importante en millones de personas. Se elige y se vota de manera superficial basándose en prejuicios o en su cara o en su persistencia, en su personalidad o en el de la esposa y luego los electores se enojan porque nos gobiernan funcionarios incapaces o corruptos.



Nuestro país deberá enfrentar grandes retos en los próximos años y los distintos funcionarios que elegiremos tomarán importantes decisiones, como definir la nueva estrategia de desarrollo económico y el esquema de generación de empleos después de la negociación del TLC, el control de la corrupción que perjudica los procesos productivos, definir la nueva relación que debemos de sostener con los Estados Unidos y con el nuevo gigante económico de Asia, así como enfrentar el problema de las pensiones, de las mayores tasas globales de interés y su impacto en el servicio de la deuda. Además, la revolución tecnológica transformará todos los procesos productivos y los servicios, lo que requerirá nuevos esquemas comerciales.

Cada uno de estos temas ha sido estudiado por miles de personas en universidades, institutos y asociaciones de todo el mundo para encontrar las mejores soluciones con los menores costos. Pero no son fáciles de entender, adaptarlas a cada caso en particular y llevarlas a la práctica. Y en ocasiones ganan las elecciones candidatos que no tienen la capacidad para los puestos a los que fueron elegidos, siendo la sociedad y no ellos la que tiene que absorber los costos de las malas decisiones que tomen.

Esperemos que los votantes se fijen no solo en el físico de los candidatos o en las promesas que hacen, sino también en su capacidad para cumplirlas y se empiece a escoger a los mejores candidatos. Nuestro futuro dependerá de esto y los inversionistas tomarán sus decisiones en base al resultado de las elecciones.

* Economista     

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