Estados Unidos abrió este jueves un nuevo frente para una eventual guerra comercial al anunciar mediadas punitivas contra China que ya advirtió que «luchará hasta el fin» en defensa de sus derechos.
El presidente Donald Trump firmó en la Casa Blanca una Resolución que orienta a su Representante de Comercio a elaborar en 15 días una lista de productos chinos cuya importación a Estados Unidos pasará a ser objeto de pesados aranceles.
Washington alega que empresas estadounidenses son forzadas a repasar tecnología, patentes y propiedad intelectual para operar en China, y ello constituye «competencia desleal» que motiva la adopción de medidas comerciales.
Poco antes de que Trump firmara el decreto, uno de sus asesores, Everett Eissenstat, había mencionado que los aranceles abarcarían importaciones por unos 50.000 millones de dólares, aunque Trump posteriormente elevó esa previsión.
Cuando Lighthizer anuncie esa lista, en un plazo de dos semanas, será posible conocer el valor aproximado de los aranceles.
China replicó rápidamente con una nota de su embajada en Washington en la que aseguró que no desea una guerra comercial pero alertó que «no teme ni retrocederá» ante ese escenario.
«Si se inicia una guerra comercial, China luchará hasta el fin para defender sus intereses legítimos con todas las medidas necesarias», apuntó la embajada en su nota.
Por eso, formuló un llamado a Washington a que «cese y abandone» esas medidas, «tome decisiones cautelosas y evite colocar la relación comercial EEUU-China en peligro».
Al anunciar las medidas este jueves, Trump dijo que China es un país «amigo» pero dijo que el déficit comercial de Estados Unidos llegó tan alto que «está fuera de control».
El déficit comercial es «el mayor de cualquier país en la historia del mundo. Está fuera de control», aseguró.
En 2017 Estados Unidos exportó a China por 130.400 millones de dólares e importó de allí por 505.600 millones, según el departamento de Comercio.
Según Eissenstat, la decisión de aplicar los aranceles está basada en que Pekín obliga a las empresas extranjeras que deseen operar en su mercado a que compartan tecnología con sus socios chinos.
Para la Casa Blanca, eso constituye el robo de propiedad intelectual estadounidense, y por lo tanto se trata de una «competencia desleal».
La Resolución firmada por Trump también orienta a Lighthizer a iniciar acciones contra China en el ámbito de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para evitar que las empresas estadounidenses sean obligadas a repasar tecnología.
Con información de AFP.
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