«¡Queremos pollo, arroz, plátano!», grita una mujer desde un balcón en la barriada de Petare. Se lo dice a Henri Falcón, el solitario opositor que busca destronar al presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien llama «el candidato del hambre».
Escoltado por un puñado de simpatizantes, el militar retirado de 56 años encabeza una caravana en esta empobrecida favela del oeste de Caracas, una de las más grandes de Latinoamérica, que por años fue bastión del chavismo.
Desde viviendas humildes algunos lo saludan eufóricos; otros lo miran escépticos mientras camina por las empinadas y angostas calles del cerro la tarde del lunes.
Una vieja camioneta amarilla va al frente con parlantes en los que se escuchan canciones de Héctor Lavoe a todo volumen. Muchos se dejan llevar por el ritmo de la salsa, muy popular en las barriadas caraqueñas.
Tras saludar de beso al exgobernador, Marina Esperanza exclama emocionada a la AFP: «¡Me gusta burda (mucho)!», y corre para no perderlo de vista.
«Hoy no me lavo el cachete», bromea la mujer, que recoge basura de casa en casa y recibe comida como pago ante la escasez de efectivo, una de las múltiples aristas de la crisis económica del país petrolero.
– «País en la nada» –
Disidente del chavismo, Falcón decidió ir a contravía de la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática (MUD) al postularse para las elecciones anticipadas del 20 de mayo.
La MUD decidió boicotear los comicios alegando que no existen «garantías electorales», pero el exgobernador desliza que la decisión fue motivada por la «mezquindad» de quienes antepusieron sus ambiciones personales a la búsqueda de un candidato de consenso.
Sin el respaldo de la alianza -que lo acusa de hacerle el «juego» a Maduro en su «aspiración totalitaria»-, Falcón busca consolidarse con apoyo de pequeñas organizaciones.
En sus discursos suele referirse al presidente socialista como «el candidato del hambre», poniendo de relieve la hiperinflación -que este año podría trepar a 13.000% según el FMI- y la escasez de alimentos y medicinas que han puesto contra la pared a los venezolanos.
«Este gobierno llevó al país a la nada», expresa Falcón mientras toma una taza de café en una de las casas donde lo reciben.
El opositor finca su optimismo en encuestas que reflejan un 75% de rechazo a Maduro y un deseo mayoritario por sufragar.
Pero el presidente les resta importancia. «Siga ganando las encuestas, señor Henri Falcón, que yo le gano en las elecciones voto a voto (…), póngase las pilas», le dijo el lunes.
– El dilema de votar –
Durante el recorrido, Falcón tocó a la puerta de Heidy Martínez, que ha vivido sus 38 años en Petare. «Esperemos que de verdad haga algo, todos llegan al poder y se olvidan de las necesidades», sostuvo.
Ana Orta, de 74 años, también se asomó curiosa. «No sabíamos que venía. Que Dios lo bendiga. En toda mi vida nunca había vivido una situación tan mala, sin comida, con tanta inseguridad», expresó.
El gobierno puso en marcha en 2016 un programa de venta de alimentos subsidiados en sectores populares como Petare que -asegura- beneficia a seis millones de familias, pero abundan las quejas de que la comida no llega periódicamente.
Para Mario Valdez, militante de un pequeño partido de centroizquierda que respalda a Falcón, la abstención es el principal enemigo. «¡Salgan a votar. Abstenerse no es la solución!», exhorta a los vecinos.
Junto con Maduro y el exgobernador corren por la presidencia el pastor evangélico Javier Bertucci y otros dos disidentes del oficialismo.
Esperanzada en un «cambio», Tania Mejía, exempleada pública, saldrá a votar. «Ya la gente no soporta lo que estamos viviendo».
Al contrario, su vecina Fanny Morena, de 56 años, es reacia. «Estoy cansada de que nos tengan como ganado, pasando trabajo, sin transporte, sin comida. No creo en ninguno», se quejó.
Con información de AFP.
También te puede interesar:
Un narco podría matar a 10 millones de consumidores
A Rusia no le hizo gracia la expulsión de diplomáticos