El salto más grande de Caterine Ibargüen y sus piernas de oro : Digitall Post
Deportes a mejor atleta del mundo en 2018 Caterine Ibargüen colombiana Juegos Centroamericanos y del Caribe Liga de Diamante

El salto más grande de Caterine Ibargüen y sus piernas de oro

El salto más grande de Caterine Ibargüen y sus piernas de oro

 

* Ibargüen, la enfermera colombiana de piernas de oro empezó en el voleibol y practicó lanzamiento de bala
* Esté año hizo doblete histórico en las pruebas de salto triple y salto largo, en 
la Liga de Diamante y en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 

Antes de elevarse a ras de suelo, una sonrisa amplia y palmas a una tribuna que le devuelve el gesto en un cerrado aplauso.



La colombiana Caterine Ibargüen, la mejor atleta del mundo en 2018, dio este año un salto a la posteridad con una marca personal en la Liga de Diamante con un brinco de 14,96 metros.

Con 34 años, la saltadora colombiana ya es leyenda y su palmarés podría aumentar antes de su anunciado retiro tras los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Conquistó el oro olímpico en Rio de Janeiro-2016 en salto triple con una marca de 15,17 metros, cuatro años después de haber alcanzado la medalla de plata en Londres.

Además fue campeona de la liga de Diamante en su especialidad en 2013, 2014 y 2015 y ganó los títulos mundiales de Moscú en 2013 y Pekín en 2015. El 8 de julio de 2014 alcanzó su récord personal de 15,31 metros.



El mejor año.

El 2018 fue el año de los títulos al triunfar en las pruebas de salto triple y salto largo de la Copa Continental de la IAAF, la liga de Diamante y los Juegos Centroamericanos y del Caribe.

Sin embargo, tal vez la hazaña que le mereció el reconocimiento a la mejor atleta del año por la Federación Internacional de Atletismo (IAAF).

Fue el haberse coronado campeona en la Liga de Diamante tanto en triple como en longitud en dos ciudades diferentes con sólo 24 horas de diferencia.

Por eso su discurso, al recibir el galardón, conmovió a los espectadores: «No puedo con mis piernas, me están temblando ahora mismo».

Nada de «pobrecita»

Ibargüen nació en el municipio de Apartadó, en la convulsionada y empobrecida región del Urabá (noroeste), tristemente célebre por las masacres y los desplazamientos forzados originados por un conflicto armado de más de 50 años.

Aunque no reniega de sus orígenes, en reiteradas ocasiones ha mostrado su malestar con que se le llame la «pobrecita» que venció a la precariedad y la violencia.

«Yo he marcado la vida de otros por mis resultados deportivos. Entonces todo el mundo quiere desviar esa parte. Y no», dijo en una entrevista a la revista Bocas en 2014.

Probablemente solo cuando habla sobre ese tema esconde su amplia sonrisa.

Es bien visible que, antes de saltar, levanta sus brazos y juguetea con el público, para ponerlo de su lado y llenarse de fuerza.

Más íntimo es el ritual que realiza en los bastidores, cuando escucha el vallenato «Mi propia historia», del colombiano Silvestre Dangond, que le dedicó su madre, Francisca Mena.

«Ay, cada quien tiene en la vida su cuarto de hora, que lo motiva, que lo entusiasma a ser triunfante. Es un momento de buena suerte que uno lo adora. Es mi momento, esa es mi estrella y voy pa’lante», reza la canción.

Del volei a las pistas

La carrera deportiva de Ibargüen, graduada en enfermería en Puerto Rico, empezó en el voleibol y luego incluso practicó lanzamiento de bala, pero un profesor de su colegio la llevó a las pistas, donde se quedó para siempre.

En plena adolescencia, Ibargüen se probó en el salto alto. Llegó a los 1,76 metros, pero se quedó sin cupo a Pekín-2008 y pensó incluso en abandonar el deporte.

Un ángel apareció entonces en su vida: el entrenador cubano Ubaldo Duany, quien la convenció de dedicarse al triple salto.

Una disciplina que le impuso un sinfín de sacrificios en extensas jornadas de entrenamiento para adquirir la técnica, pero le permitió dejar atrás las vicisitudes de la infancia.

Su dedicación puso los focos del mundo sobre sus altos vuelos, especialmente cuando ganó la presea de plata en Londres-2012 y cuando acumuló 34 victorias consecutivas en la Liga de Diamante.

Tras el premio a la mejor atleta del año seguirá luchando para cumplir su único sueño deportivo pendiente: «llegar a ser la mujer que más ha saltado en la historia».

Para ello afirma haber visto decenas de veces el video en el que la ucraniana Inessa Kravets estableció el récord de salto triple de 15,50 metros en los juegos mundiales de Gotemburgo (Suecia), en 1995.

Seguro que para esa labor volverá a acudir a la canción de Silvestre Dangond, que en otra estrofa dice: «Si Dios me puso como un ejemplo para triunfar, esa es mi estrella, qué buen camino para llegar».

Información e imagen: AFP

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Internacional papa francisco Papa León XIV vaticano

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

AFP

Por: AFP

hace 1 mes

Robert Francis Prevost, un moderado estadounidense con fuertes lazos con Perú

Robert Francis Prevost llegó a Perú por primera vez como joven misionero agustino y años después partió desde el país andino como obispo rumbo al Vaticano, donde este jueves se convirtió en el primer papa estadounidense, con el nombre de León XIV.

Prevost, de 69 años y que también tiene nacionalidad peruana, llega al trono de San Pedro con una reputación de moderado, crucial en un momento en que la Iglesia aparece muy dividida.

Desde el balcón de la basílica de San Pedro del Vaticano, el nuevo papa instó a «construir puentes» a través del «diálogo», avanzando «sin miedo, unidos, dando la mano a Dios y dándonosla entre nosotros».

«Dios nos ama, Dios os ama a todos, y el mal no prevalecerá», afirmó en su primer discurso, en el que trató de unir y tranquilizar ante un mundo asolado por las guerras.

«Mucho por hacer»

Prevost ha pasado un tercio de su vida en Estados Unidos. El resto entre Europa y América Latina, una de las periferias del mundo de donde también era el argentino Jorge Mario Bergoglio.

El diario italiano La Repubblica lo llamó «el menos estadounidense de los estadounidenses» por la moderación de sus palabras.

La idea de un papa norteamericano estuvo por siglos descartada en Roma, ya fuera por la distancia –estaban tan lejos que normalmente llegaban tarde a los cónclaves– o por decisiones geopolíticas.

Según el sitio especializado Crux, tener un pontífice de la primera potencia mundial hacía temer además que la CIA pudiera meter sus manos en la Iglesia.

Arzobispo emérito de Chiclayo, a unos 750 km al norte de Lima, Prevost obtuvo la nacionalidad peruana en 2015.

Dejó Perú para sumarse al gobierno vaticano, donde dirigió el importante dicasterio para los Obispos, que tiene la destacada función de aconsejar al papa sobre los nombramientos de los jerarcas de la Iglesia.

Tras la muerte de Francisco, Prevost dijo que aún quedaba «mucho por hacer» en la transformación de la Iglesia.

«No podemos parar, no podemos retroceder. Tenemos que ver cómo el Espíritu Santo quiere que la Iglesia sea hoy y mañana, porque el mundo de hoy, en el que vive la Iglesia, no es el mismo que el mundo de hace 10 o 20 años», dijo el mes pasado a Vatican News.

«El mensaje siempre es el mismo: proclamar a Jesucristo, proclamar el Evangelio, pero la manera de llegar a las personas de hoy, los jóvenes, los pobres, los políticos, es diferente», añadió.

Misionero en Perú

Fue uno de los cardenales más cercanos a Francisco, cuyo pontificado generó resistencias dentro de los sectores más conservadores.

Pero al mismo tiempo, su sólida formación en Derecho Canónico tranquiliza en estos círculos que buscan un enfoque más centrado en la Teología.

Prevost nació el 14 de septiembre de 1955 en Chicago y asistió a un seminario menor de la Orden de San Agustín en San Luis como novicio antes de graduarse en Matemáticas en Filadelfia.

Políglota, estudió Derecho Canónico en Roma, donde también obtuvo un doctorado.

Se unió a los agustinos en Perú en 1985 para la primera de sus misiones en el país andino.

Al regresar a Chicago en 1999, fue nombrado prior provincial de los agustinos en esa región estadounidense y posteriormente prior general de la orden en todo el mundo.

Regresó a Perú en 2014 cuando Francisco lo designó administrador apostólico de la diócesis de Chiclayo.

Casi una década después, entró en la curia en sustitución del cardenal canadiense Marc Ouellet, que fue acusado de agredir sexualmente a una mujer y renunció por motivos de edad. Entonces, el difunto pontífice lo nombró también presidente de la comisión pontificia para América Latina.

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