* La tortería ‘Don Juan’ convocó aquellas personas difíciles de saciar a que se coman una torta de 3 kilos de peso
* El feliz ganador obtendrá la considerable suma de 2,500 pesitos
En las calles de la CDMX encuentras de todo, pero sin duda, algo evidente son sus multitudinarios lugares para comer.
La vista y el olfato se deleitan al pasar por cada uno de los rincones de la hermosa urbe.
Cada lugar está lleno de sabor, historia y por supuesto diversidad de ingredientes.
Algo similar ocurre con la tortería ‘Don Juan’ un lugar creado desde 1950, por el señor Juan y su esposa, Doña Yolanda Domínguez.
Se ubica en la Calle San Andrés de La Sierra número 59 cerca de la Villa, en la Ciudad de México, el lugar ofrece todo tipo de tortas para todos los gustos, desde vegana, hasta de las más cargadas que con tan sólo verla te hace sentir lleno.
Ahora el restaurante lanzó un reto para gente realmente valiente, no vale la dieta, ni mucho menos el querer cuidar la figura.
La tortería ‘Don Juan’ convocó aquellas personas difíciles de saciar a que se coman una torta de 3 kilos de peso, con valor de 250 pesos.
El feliz ganador obtendrá la considerable suma de 2,500 pesitos.
Y para que empiecen antojarse les decimos los ingredientes de está sabrosura: Lleva pierna española, jamón, salchicha, chorizo, huevo, queso de puerco, queso amarillo, paté, milanesa, pierna horneada, pastor de pollo, aguacate, jitomate, cebolla, picante al gusto y mayonesa.
¿Te le unes al reto?
El modus operandi es sencillo: te formas y pagas tu torta. La cubana cuesta 250 pesos. Pero vale la pena, pues de ella podrían comer fácilmente unas 5 personas.
¿Alguien ya ganó el reto?
En agosto del año pasado, contra toda expectativa, un joven delgado, por el que nadie apostaba, terminó con este desafío.
El 18 de agosto del año pasado todo cambió.
Luis Uriel, un cliente que vino de Oaxaca para echarse el reto, dejó a todos con el ojo cuadrado.
De físico delgado, con 22 años, fue el popular ganador.
Nos dijo “vi el reto de la torta por internet y vine a ver si podía”.
Según testigos «No le costaba trabajo, lo hacía tranquilito, como jugando. Nos pidió unos limones, se los comió y le siguió. Y a los 28 minutos se la terminó. Pero ya él desde los veinte prácticamente se la había acabado, ya nada más la estaba haciendo de emoción».
Imagen: Facebook