* A principios de la primavera emprenden su viaje de regreso al norte del continente
* La mayoría llega al Estado de México y Michoacán, donde tienen sus santuarios
El peligro de extinción de la mariposa Monarca es poco probable, pues se encuentra en América Central y del Sur, en el Caribe y en el norte de África, la península Ibérica y Australia, sin embargo lo que está en peligro es su migración, la formación de colonias de millones de especímenes y su papel de polinizadoras.
Afirmó que este proceso es importante porque en el trayecto, de más de cinco mil kilómetros, realizan una función polinizadora fundamental y a principios de la primavera emprenden su viaje de regreso al norte del continente.
Desde el punto de vista científico, la migración masiva es especial, y sería una gran tragedia ecológica que se perdiera debido a las actividades humanas: tala de los bosques a donde llegan, o la desaparición de las plantas de las que se alimentan, expuso.
En México, aunque durante su recorrido atraviesan buena parte del territorio, la mayoría llega al Estado de México y Michoacán, donde tienen sus santuarios.
Hay bosques similares en otras entidades, pero se cree que llegan a estos sitios porque ahí tanto las Monarcas como sus larvas encuentran una de sus principales fuentes de alimentación: la planta algodoncillo, explicó.
De acuerdo con datos del Reporte de Monitoreo de la Mariposa Monarca en México 2018-2019, durante la segunda mitad de diciembre de 2018 se registraron 13 colonias, y el 24 de enero de 2019 se registró por primera ocasión la colonia del Ojo de Agua, en el Área de Protección de Flora y Fauna Nevado de Toluca, informó.
Pero no todas las Monarca migran, hay poblaciones que residen en ambientes más benignos, donde les es posible mantenerse todo el año sin necesidad de moverse.
Las que migran pasan el invierno en México, se aparean y parten de regreso cuando empieza la primavera; ponen sus huevos sobre las plantas que sirven de alimento a sus larvas, y mueren poco después en el camino de regreso al norte.
“Las que retornan a Estados Unidos y Canadá son sus descendientes, que durante el otoño iniciarán nuevamente la migración hacia el sur. Son insectos muy longevos, viven entre seis y siete meses, y algunos llegan hasta los nueve meses”, mencionó.
Su migración anual depende, en gran medida, de los gobiernos de México, Canadá y Estados Unidos. “Los tres tienen que establecer un plan para conservar los bosques a donde llegan y las plantas de las que se alimentan en su trayecto”, expuso Cordero Macedo.
Abundó que es necesario tomar conciencia de que el mejor escenario migratorio para las Monarca puede cambiar de un año a otro.
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