Imagen: AFP
- El centro de la ONG Spirit ofrece hipoterapia a soldados ucranianos en el frente de guerra a través de un programa llamado «Espíritu Guerrero».
- La terapia se enfoca en bajar el estrés y crear una nueva percepción de la realidad para los soldados con trastorno de estrés postraumático.
- El contacto con los animales, en particular caballos, ayuda a los soldados a relajarse y a distraerse de pensamientos dolorosos relacionados con la guerra.
Un jinete en uniforme de camuflaje se inclina y abraza el cuello de Melocotón, uno de los caballos de un centro ecuestre de las afueras de Kiev donde los soldados ucranianos descansan de los horrores de la guerra. Es el centro de la ONG Spirit, especializada en hipoterapia.
Spirit, que también trabaja con niños y discapacitados, utiliza con fines teapéuticos la equitación y el contacto con los caballos.
Cuando estalló la guerra, comenzó a ofrecer hipoterapia a los soldados en el frente mediante un programa llamado «Espíritu Guerrero».
En el destartalado hipódromo de Kiev, sus caballos Persik (Melocotón), Kombat, Spirit y Amethyst, caminan plácidamente y trotan con los jinetes.
La fundadora del centro, la psicóloga Ganna Burago, comienza con los hombres sentados en sillas dispuesta en círculo.
Tres perros se estiran en el centro, uno con las patas sobre la bota de un soldado. Una estufa calienta el ambiente.
Burago les pide decir sus nombres y cómo se sienten, luego les pide mirar a los perros y un gato y decir con cuál se identifican.
«El primer paso se llama compartir, es conocerse uno al otro», explica Burago a AFP.
Caballo sanador
Luego «tienen que escoger (un animal), establecer contacto con un animal y entender cuál les gusta más».
«Proyectamos nuestros sentimientos sobre el animal», agrega.
Un soldado toma las patas de un perro marrón, otros acarician al gato o a un perro pastor.
Luego los soldados montan los caballos y andan en círculos, buscando relajar las piernas y gradualmente levantar los brazos.
Luego les piden inclinarse hacia adelante, abrazar el cuello del caballo y acariciarlo.
«No olviden respirar, relájense», repite la entrenadora, Galyna.
Finalmente aprenden a tomar las riendas y trotar.
«Para mí la sesión tuvo un efecto tranquilizador. Ya veré qué sentimientos tendré más tarde, por la noche», dice uno de los hombres mayores cuya sigla de identificación es Ded, o Abuelo.
El hombre de 51 años con chaqueta verde sonríe mientras cabalga, algo que no había hecho desde chico.
«Haces ejercicio y obtienes una descarga psicológica con los caballos, porque un caballo es sanador», indica.
Menos estrés
Burago dice que trabaja con soldados que se toman una pausa del frente y que luego regresarán allí.
«Han visto muchas cosas que les pudieron causar trastorno de estrés postraumático (TEPT). No los diagnosticamos aquí pero su estado psicoemocional es muy complicado», indicó.
El TEPT puede afectar a personas que han estado en situaciones de conflicto, haciéndolas revivir momentos de estrés emocional.
Estar con animales les brinda la posibilidad de ver y pensar en otra cosa.
«Nuestro trabajo se enfoca en bajar ese estrés para que la persona pueda relajar y algo diferente entre al cerebro, creando una nueva percepción de la realidad», señala Burago.
«Es una atmósfera completamente diferente, el contacto con los animales, hablas de ti mismo, compartes tus emociones y experiencias. Es genial y te recarga para el futuro», dice Oleg, de 35 años, cuyo sigla de identificación es Dyada, o Tío.
Es la segunda visita para Dyada, quien llegó con dos soldados de su unidad a quienes recomendó la terapia.
Dice que se mantiene ocupado cuando no está en el frente para evitar pensamientos dolorosos.
«Cuando no estás en el frente, intentas entretenerte, hacer alto siempre», indica.
«Mientras lo haces, no te torturan los pensamientos y ansiedades que has experimentado allá cuando estabas en misiones de combate».