UTAH, ESTADOS UNIDOS.- El vidrio flexible, es el desarrollo más reciente del equipo de investigadores de la Universidad Brigham Young (BYU), comandado por Aaron Hawkins. Este avance, abre la puerta a la posibilidad de crear una nueva familia de dispositivos de laboratorio.
El secreto de este avance, radica en una membranas, que pueden moverse de arriba hacia abajo, lo mismo que doblarse. De acuerdo con Hawkins, estamos frente a los primeros bloques de construcción de todo un nuevo sistema de “cañerías” que podría mover volúmenes de líquido muy pequeños.
Debemos aclarar, que en si bien los actuales dispositivos de membrana en laboratorios en un chip ya funcionan de forma efectiva en la escala micrométrica, la investigación de Hawkins permitirá que lo hagan también a escala nanométrica.
Este vidrio flexible, permitiría a químicos y biólogos usar tales dispositivos nanométricos para desplazar, atrapar y analizar partículas biológicas muy pequeñas, como proteínas, virus y ADN.
La selección del vidrio para esta investigación, obedeció a diversos factores, tales como que no es un material que reaccione químicamente con lo aquello en que entre en contacto. Es fácil de limpiar y además no es tóxico.
Los investigadores creen que su dispositivo podría también permitir realizar con éxito ensayos bioquímicos usando cantidades muy inferiores de la sustancia de interés. Debería asimismo posibilitar un análisis más rápido de muestras sanguíneas.
Existe una demanda creciente de sistemas rápidos y portátiles para análisis en el sector de la salud. Parte de ello se está logrando a través de aparatos microfluídicos, y la nueva tecnología de la BYU podría ser la clave para dar un nuevo salto adelante en este ámbito.
Con información de agencias y la Universidad Brigham Young