CDMX, México.- La cáscara de jitomate, por años considerada como basura, puede tener un nuevo destino, mucho más ecológico, gracias a una investigación llevada a cabo por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y del Instituto Politécnico Nacional (IPN), por medio de la cual se desarrollan biopolímeros, para sustituir a los plásticos tradicionales, al tiempo que se combate la contaminación.
El trabajo, se ha centrado en estudiar las características de la cáscara de este fruto, a fin de determinar si posee propiedades bioplásticas.
Daniel Arrieta Báez, coordinador del proyecto, señaló que estos residuos agroindustriales pueden ser empleados para obtener monómeros, aplicables en la síntesis de polímeros a través de biocatálisis con lipasas mediante principios renovables. Como es de esperarse, los compuestos resultantes, son biodegradables con un posible uso ya sea en el sector médico o bien en el alimenticio.
Según el especialista, los plásticos están en la naturaleza y “lo que hacemos es estudiarlos para ver cómo están hechos y de alguna manera tratar de imitarlos con el fin de contribuir a resolver problemas como el de la contaminación, que nos agobia en estos días”, detalló.
Con ese objetivo fueron optimizados los procesos para conseguir el monómero principal de la cutícula del jitomate –ácido 10,16-dihidroxihexadecanoico– permitiendo su recuperación en 45%.
Eso permite aplicarlo para producir biopolímeros susceptibles de ser empleados como transportadores de nutracéuticos o incorporarlo en plásticos convencionales para dotar éstos de propiedades biodegradables adecuadas para el medio ambiente.
En este proyecto participan José Campos Terán y Dolores Reyes Duarte, profesores del Departamento de Procesos y Tecnología de la Unidad Cuajimalpa, y Daniel Arrieta Báez y Mayra Beatriz Gómez Patiño, científicos del Centro de Nanociencias y Micro y Nanotecnologías.
Con información de la UAM y el IPN