ESPAÑA,- Por norma las pechugas de pollo son sometidas a un buen lavado antes de empezar a cocinarlas para limpiar todo rastro de bacterias, la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) indicó que la habitual táctica en la cocina, no solo sirve para eliminarlas de la carne sino que consigue el efecto contrario.
Se ha podido demostrar que al pasar bajo el agua las piezas de pollo es aumentar el riesgo de propagación de la bacteria campylobacter, en las manos, por la superficie de trabajo o en la ropa a través de la salpicadura de gotas de agua, el «contagio» es muy sencillo y nada recomendable si tenemos en cuenta que la enteritis por campylobacter es una de las causas más comunes de intoxicación alimentaria.
Si bien en la mayoría de los casos se suelen adoptar unas prácticas correctas de manipulación, como lavarse bien las manos y los utensilios tras el contacto, someter a la carne a cocciones suficientemente altas como para destruir la bacteria o evitar dejar partes semicrudas, no solo los especialistas españoles han emprendido una campaña informativa al respecto. Desde el Reino Unido también nos llegan consejos expertos para evitar sufrir intoxicaciones, como por ejemplo tapar bien el pollo crudo en un recipiente y guardarlo en la nevera, en la parte inferior, para impedir que los jugos goteen y vayan a otros alimentos.
Todos estos consejos surgen de un estudio hecho por la OCU tras haber realizado pruebas sobre 42 muestras de pollo para detectar posibles problemas de higiene y la presencia de antibióticos o bacterias patógenas, capaces de provocar ‘Salmonella’, ‘Campylobacter’, ‘Listeria’ o ‘E.Coli’.
En lo que se refiere a la presencia de bacterias psicrotróficas, cuyo número es un indicador general de higiene, los resultados han sido aceptables en la mayoría de las muestras. Pero aunque en el análisis de bacterias patógenas no se detectaron problemas graves, un 88 por ciento mostraba la presencia de ‘Campylobacter’.
Respecto a la presencia de antibióticos, no se han encontrado restos en las muestras analizadas, aunque es normal que los productores de pollo esperen el tiempo suficiente para su eliminación antes de llevar los animales al matadero. Los antibióticos que se usan en la cría no son peligrosos en sí, pero conllevan problemas al aparecer bacterias resistentes a antibióticos en la carne de pollo.
En ese sentido, en el estudio no se han encontrado resistencias a algunos antibióticos de última generación como las carbapenemas, pero sí se han encontrado hasta un 77 por ciento de muestras con resistencias a betalactámicos, un grupo de antibióticos que incluye la penicilina o la amoxicilina, que son los antibióticos más comunes.
La presencia de bacterias resistentes a antibióticos resulta muy preocupante, ya que estas resistencias pasan con mucha facilidad de unas bacterias a otras. Si se sufre una intoxicación alimentaria por una bacteria que sea resistente no se podrá tratar con alguno de los antibióticos más habituales, recuerda la OCU, lo que complica y alarga la recuperación además de resultar peligroso en caso de personas débiles como niños, ancianos o enfermos.
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