CIUDAD DE MÉXICO,- El parásito Toxoplasma gondii puede llegar a causar en los menores, meningitis, hidrocefalia y afecciones oculares, advierte la doctora del Instituto Nacional de Pediatría (INP) María Dolores Correa Beltrán quien agrega que alrededor de 40 mil niños nacen al año infectados.
Además, existe la posibilidad de que este parásito dañe la placenta y que el feto muera de inanición, agregó Correa Beltrán, jefa del Laboratorio de Inmunología Experimental del INP. La toxoplasmosis es una enfermedad producida por ese organismo, la cual puede dañar al sistema nervioso, así como complicar la vida de pacientes con inmunodeficiencia y neonatos.
De acuerdo con un comunicado de la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Correa Beltrán indicó que el parásito tiene mecanismos de enquistamiento, los cuales reactivan el padecimiento tiempo después.
Las transmisiones de toxoplasmosis más comunes se dan por el contacto de personas con felinos, las heces o la ingesta de carne de cualquier animal de sangre caliente infectado con el Toxoplasma gondii. También, existe la transmisión madre-hijo, que ocasiona una toxoplasmosis congénita, que se da en todas las especies terrestres, marinas, domésticas o silvestres.
Según el artículo “Toxoplasmosis en México: situación epidemiológica en humanos y animales”, publicado en la revista del Instituto de Medicina Tropical de Sao Paulo, Brasil, la principal causa de infección se le imputa al consumo de carne cruda, mal cocida o por agua infectada con quistes.
El texto muestra que en México, el parásito tiene una prevalencia en los perros de 40 por ciento, mientras que en los gatos es de 20 por ciento.
Comentó que “el 90 por ciento de las personas con toxoplasmosis son asintomáticas, pero eso es entre comillas, pues desde hace dos décadas se ha visto que Toxoplasma afecta el comportamiento de algunos animales”.
“Se ha visto asociado con el desarrollo de problemas psiquiátricos, cardiacos, hepáticos y problemas tiroideos. Las asociaciones aún no son contundentes, pero este parásito puede reproducirse en cualquier célula nucleada, por lo que en principio podría afectar cualquier función”, explicó.
La especialista apuntó que entre los factores que influyen para que un recién nacido presente alteraciones debidas a esta enfermedad, se encuentran el periodo de infección, virulencia del parásito que invade, genética, y la respuesta inmune de la madre y el infante.
“Lo que se ha observado es que si una mujer se infecta en el primer trimestre de embarazo, los fetos son abortados o nacen con problemas severos; pero si el contagio se da al final de la gestación, el riesgo de presentar síntomas disminuye”, aseguró.
Otro resultado exhibe que la presencia del anticuerpo IgG en la madre y de la interleucina IL-8 está ligado al progreso de afecciones del neonato, esto es, que la respuesta inmunológica de la madre puede afectar al feto más que la carga de parásitos infecciosos.
En la actualidad, Dolores Correa y el grupo de investigación buscan estudiar a dónde se dirigen los parásitos marcados con la inmunoglobulina y si se reproducen en mayor medida.
La investigadora hizo un llamado para aplicar un programa de tamizaje a todos los recién nacidos en el país, así como realizar el perfil TORCH (exámenes de sangre) a embarazadas, a fin de detectar los casos asintomáticos, pero que podrían desarrollar afecciones neurológicas.
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